Un estudio israelí mostró que el uso de las máscaras, impuesto por la pandemia de coronavirus, tiene una consecuencia positiva además de combatir el contagio del COVID-19: ayuda a reducir los síntomas de las alergias
El estudio fue llevado adelante por un equipo encabezado por el doctor Amiel Dror, un investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Bar-Ilan, en Ramat Gan, en los alrededores de Tel Aviv.
Los expertos recopilaron datos de 215 enfermeras que utilizaron mascarillas quirúrgicas o N95 durante un período de dos semanas, y encontraron que entre las 44 de ellas con síntomas de alergia grave, casi el 40 por ciento experimentó menos estornudos, secreción y congestión nasal cuando usaban ese tipo de barbijo.

Además, entre las noventa y una enfermeras con síntomas moderados, el 30 por ciento mejoró cuando usaron una mascarilla quirúrgica, un índice que subió al 40 por ciento cuando usaban un barbijo N95.
La investigación israelí fue recientemente destacada por el New York Times, que citó también otros estudios que muestran que las mascarillas «pueden ser eficaces para filtrar alérgenos comunes, que normalmente flotan en tamaños mucho más grandes» que los virus.
En ese sentido, el diario estadounidense recordó que el polen de pino, por ejemplo, «es aproximadamente 800 veces más grande que el coronavirus».
Según la investigación del equipo liderado por el doctor Dror, el uso de los barbijos aumentan la temperatura y la humedad del aire respirado entre las mascarillas y los orificios de las vías respiratorias, «lo que puede inhibir las respuestas nasales a la provocación de alérgenos».

«Además de las obvias propiedades físicas de filtración -añadió el reporte israelí-, las mascarillas pueden reducir los síntomas de la rinitis alérgica al alterar la humedad y la temperatura del aire respirado».
Los investigadores descubrieron que, además del uso de barbijo, otra «modificación de comportamiento durante el encierro» contribuyó a la disminución de síntomas de rinitis alérgica.
Parece ser que «las recomendaciones de las autoridades de salud para quedarse en casa y evitar lugares abarrotados probablemente redujeron la exposición a alérgenos y otros patógenos ambientales, especialmente durante la temporada de primavera» durante la cual se llevó a cabo el estudio.