La última vez que se jugó una fecha del torneo israelí de primera división con hinchas en las tribunas fue el primero de marzo del 2020, tres días después de que se detectara el primer caso de coronavirus en el país.
Ahora, las autoridades aprobaron el ingreso de 1.500 aficionados a los estadios con capacidad superior a 10.000 personas, aunque los menores de 16 años, que no son elegibles para recibir la vacuna, todavía deberán seguir viendo los partidos por televisión.
Para los estadios con capacidad de menos de 10.000 personas se aprobó el ingreso de solamente 750 espectadores. Pero, en todos los casos, los hinchas deben adquirir sus entradas por adelantado y se debe mantener la distancia entre los aficionados.
Se trata de parte de la normalización de las actividades sociales y económicas en el país autorizada el mes pasado, en especial para aquellos que se vacunaron y cuenta con el «pasaporte verde», y que incluye el ingreso a gimnasios y museos y la apertura de locales comerciales, entre otros.
Entre los aficionados que regresaron este fin de semana se contó el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien concurrió este domingo al estadio Teddy, en la capital, para ver el partido en el que su equipo, Beitar Jerusalem, derrotó 2-1 a Hapoel Kfar Saba.
Además del fútbol, las autoridades aprobaron el ingreso de 1.000 fanáticos a los juegos de básquet en estadios de más de 10.000 asientos y de 500 personas a los que están por debajo de esa capacidad.
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