Investigadores de la Universidad de Tel Aviv desarrollaron células madre de la médula espinal humana, obtuvieron el permiso del Ministerio de Salud de Israel y están listos para llevar a cabo una cirugía con el potencial de curar la parálisis.
Según se informó, «se espera que la cirugía se realice próximamente en Israel», donde se implantará en un paciente paralizado la médula espinal humana diseñada a medida, «con el objetivo de permitirle levantarse de una silla de ruedas y volver a caminar».
Hace «unos meses», amplió el reporte de la institución israelí, el profesor Tal Dvir y su equipo de investigación en la firma de biotecnología Matricelf recibieron la aprobación preliminar del ministerio para comenzar ensayos de «uso compasivo» en ocho pacientes en el país.
«Sin duda, esto es motivo de orgullo nacional -afirmó Dvir-. La tecnología se desarrolló aquí en Israel, en la Universidad de Tel Aviv y en Matricelf, y desde el principio tuvimos claro que la primera cirugía se realizaría en Israel, con un paciente israelí».
La cirugía de implante marca la siguiente etapa de un proceso que comenzó hace unos tres años, cuando el laboratorio del profesor Dvir en la Universidad de Tel Aviv logró diseñar una médula espinal humana tridimensional personalizada.
Los innovadores hallazgos se publicaron en la prestigiosa revista Advanced Science y demostraron que ratones con parálisis crónica tratados con los implantes diseñados recuperaron la capacidad de caminar.
Tras este logro, la tecnología pasó a la fase de desarrollo comercial en Matricelf, fundada en el 2019 y basada en la tecnología de ingeniería de órganos desarrollada por Dvir y su equipo, a través de un acuerdo con Ramot, la empresa de transferencia de tecnología de la universidad.
Transmitiendo señales eléctricas
Dvir recordó que la médula espinal «está compuesta de células nerviosas que transmiten señales eléctricas desde el cerebro a todas las partes del cuerpo».
«La decisión se toma en el cerebro, la señal eléctrica pasa por la médula espinal y, desde allí, las neuronas activan los músculos de todo el cuerpo», explicó.

Pero cuando la médula espinal se secciona debido a un traumatismo, como un accidente de coche, una caída o una lesión en combate, «esa cadena se rompe».
«Imaginemos un cable eléctrico cortado: cuando los dos extremos ya no se tocan, la señal eléctrica no puede pasar -añadió Dvir-. El cable no transmite electricidad y la persona no puede transmitir la señal más allá de la lesión».
Se trata de una de las pocas lesiones en las que el cuerpo humano carece de capacidad regenerativa natural.
Las neuronas son células que no se dividen ni se renuevan. No son como las células de la piel, que pueden sanar tras una lesión, sino más bien como las células del corazón: una vez dañadas, el cuerpo no puede repararlas.
Como resultado, el daño solo empeora hasta que finalmente se estabiliza a un nivel muy significativo. Con el tiempo, la zona dañada se convierte en tejido cicatricial, impidiendo el paso de señales.
El paciente queda paralizado por debajo del punto de la lesión. Si la lesión se localiza en el cuello, las cuatro extremidades pueden quedar paralizadas. Si se localiza en la zona lumbar, las piernas no se mueven, y así sucesivamente.
Una médula espinal «nueva»
Con la nueva tecnología, el equipo de investigación busca diseñar una médula espinal que funcione exactamente igual que una natural, lo que permite la implantación del tejido diseñado en la zona dañada.
Se extrae el tejido cicatricial, se implanta la médula espinal diseñada y, finalmente, se produce la fusión entre el nuevo tejido y las áreas sanas por encima y por debajo de la lesión.
Hasta el momento, los resultados en modelos animales fueron «notables», señaló el reporte de la universidad en referencia a la serie de ensayos que los expertos de Matricelf llevaron a cabo en ratones de laboratorio que pudieron volver a caminar normalmente.
Para garantizar el éxito del trasplante, los investigadores extraen células sanguíneas del paciente y realizan un proceso conocido como reprogramación: ingeniería genética que transforma las células en otras similares a células madre embrionarias, capaces de desarrollar cualquier tipo de célula del cuerpo.
En el siguiente paso, los científicos extraen tejido graso del paciente, componentes clave como colágenos y azúcares, y construyen un hidrogel personalizado. Las células similares a células madre embrionarias se colocan en este gel y se imita el desarrollo embrionario de la médula espinal.
Un paso «emocionante»
Ahora, el equipo de investigación se prepara para el siguiente y más emocionante paso: implantar una médula espinal humana diseñada en pacientes.
«Presentamos nuestros hallazgos al Ministerio de Salud de Israel y explicamos nuestro proceso. Hace unos seis meses, recibimos la aprobación preliminar para iniciar ensayos de uso compasivo en ocho pacientes», recordó Dvir.
Desde entonces, continuó, «también recibimos nuevas aprobaciones para iniciar el proceso de extracción de sangre una vez seleccionado y aprobado el primer paciente».
«Tenemos una gran confianza en este proceso. Nuestro objetivo es ayudar a los pacientes con parálisis a levantarse de sus sillas de ruedas», se entusiasmó el investigador israelí.
Los ensayos con modelos animales «mostraron un éxito extraordinario, y esperamos que los resultados en humanos sean igual de prometedores«, concluyó.