Mientras se observa la caída de la eficacia de los fármacos, el ejercicio físico sigue siendo el mejor remedio para la depresión, afirmó el profesor Alon Chen, presidente del prestigioso Instituto Weizmann, de Israel
El problema con las remedios químicos para la depresión «no es que sean antiguos, sino que están dejando de funcionar», señaló el académico israelí, en referencia a drogas como el Prozac, presentada por primera vez hace cuarenta y cinco años.
«Hasta a un 35 por ciento de los pacientes no les hacen efecto» los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina como el Prozac, señaló Chen, quien recordó que, además, «el tratamiento tarda entre cinco y ocho semanas en empezar a dar resultados».
«E incluso cuando el fármaco funciona -remarcó- conlleva efectos secundarios muy graves, como migraña o disfunción sexual, cosas con las que nadie quiere vivir».
«Necesitamos nuevos tratamientos, y la única forma de conseguirlos es entender mejor el cerebro», dijo Chen, entrevistado por el periódico argentino Infobae.
De paso por Buenos Aires a principios de este mes, Chen subrayó que, frente a la depresión, «el tratamiento más científicamente probado es el ejercicio físico».
«Es la mejor manera de superar la depresión y la ansiedad, y no hace falta ser un ‘Ironman’, hablo de ponerse en movimiento», dijo el profesor, quien -de todas maneras- reconoció que «es cierto que las personas que están muy deprimidas no tienen ganas ni pueden ponerse a hacer actividad física».
Otros métodos posibles, continuó durante la entrevista, incluyen la meditación y la socialización.
«El tratamiento más científicamente probado es el ejercicio físico», aseveró Chen
Los seres humanos, explicó Chen, «somos una especie social, nos gusta tocarnos, juntarnos y tener parejas» y «no tener estas cosas nos afecta», algo que «pudimos ver muy claramente en la última crisis que atravesamos», la pandemia de coronavirus.
Este problema está tan difundido que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno de salud mental «común», en particular si se tiene en cuenta que afecta a alrededor del 5 por ciento de los adultos en todo el mundo.
Se caracteriza, describe la OMS, por una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes y placenteras.
«Además, puede alterar el sueño y el apetito, y es frecuente que concurra con cansancio y falta de concentración».
La depresión -completa el organismo- es «una causa importante de discapacidad en todo el mundo, e incide considerablemente en la carga de morbilidad».
En su charla con el diario argentino, Chen dijo que, «si estás deprimido y vas a un psicólogo, la posibilidad de que mejores es un 67 por ciento, exactamente la misma tasa de éxito que el tratamiento farmacológico».
«¿Cuál es el problema? -se preguntó-. Depende de cada país, pero en la mayoría es simplemente más fácil darle la droga al paciente y olvidarse», se lamentó el académico.
Frente a este problema, y en el marco de investigaciones en el Instituto Weizmann y con el Max Planck, de Alemania, Chen y su equipo vienen trabajando en novedosos acercamientos a la depresión y otras cuestiones de salud mental.
Por ejemplo, en marzo del 2021 presentaron los resultados de un estudio sobre el «eje del estrés» y, en agosto del mismo año, mostraron que las mujeres se vieron más afectadas que los varones por trastornos mentales a causa de la pandemia de coronavirus.