Científicos de la Universidad de Tel Aviv lograron neutralizar una falla del sistema inmune del cerebro que permite el desarrollo de las células cancerosas del glioblastoma, uno de los tumores más mortíferos
Un equipo internacional de investigadores, liderado por la profesora Ronit Satchi-Fainaro, directora del Centro de Investigación en Biología del Cáncer de la universidad israelí, fue el que identificó la falla en el sistema inmunológico del cerebro que conduce a la amplificación de la división celular y la diseminación de las células cancerosas del glioblastoma.
La falla, explicaron, se debe en parte a la secreción de una proteína llamada P-Selectina (SELP). Cuando se une a su receptor en las células inmunitarias del cerebro, la proteína altera su función de modo que, en lugar de inhibir la propagación de las células cancerosas, hace lo contrario, permitiéndoles proliferar y penetrar en los tejidos cerebrales.
Después de identificar el problema, los investigadores pudieron inhibir la secreción de la proteína SELP, neutralizando así la falla en el sistema inmunológico, restaurando su actividad normal y bloqueando la propagación de este cáncer incurable.
Voceros de la universidad destacaron que el glioblastoma es el tipo de cáncer más letal del sistema nervioso central y es responsable de la mayoría de los tumores cerebrales malignos.
Se trata de un tumor agresivo, invasivo y de rápido crecimiento, lo que lo hace resistente a los tratamientos existentes, y los pacientes mueren dentro de un año de la aparición del cáncer, precisaron.
Además, continuaron, el glioblastoma se define como un «tumor frío», lo que significa que no responde a los intentos inmunoterapéuticos de activar el sistema inmunológico en su contra.
«Buscamos entender por qué el sistema inmunológico del cerebro no hace su trabajo», dijo la profesora Satchi-Fainaro. Para ello, agregó, «examinamos las interacciones entre las células inmunes en el cerebro y las células de glioblastoma en tumores extraídos recientemente».
Los científicos se sorprendieron al notar que las células inmunes «no solo no hacían nada» para detener a las cancerosas, «sino que en realidad juegan un papel crucial y negativo al acelerar la división, propagación y movilización de las células del glioblastoma», indicó la profesora israelí.
Con esta información, los investigadores procedieron a inhibir la SELP en animales con modelos preclínicos de glioblastoma. Al lograrlo, descubrieron que las células tumorales tenían una tasa de división más lenta, dejaron de migrar y eran menos invasivas.
Satchi-Fainaro enfatizó que el nuevo estudio puede tener «implicaciones terapéuticas que salven vidas», según reportó la Universidad de Tel Aviv. En ese sentido, la académica mencionó que, por coincidencia, un ensayo clínico de fase 2 actualmente en curso está intentando inhibir la SELP con otro propósito: tratar el dolor asociado con la anemia de células falciformes.
El hecho de que el tratamiento que inhibe la SELP haya demostrado ser seguro en humanos, «allanará el camino para la aprobación relativamente rápida de un ensayo clínico que repose el nuevo tratamiento para el glioblastoma», declaró la universidad en un comunicado.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista especializada Nature Communications, y se pueden leer (en inglés) haciendo click aquí.