Muchos padres piensan que están protegiendo a sus hijos al fumar en el patio o junto a la ventana de una habitación. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv encontró que, contrario a esa creencias, eso no protege a la mayoría de los niños de la exposición al humo del tabaco.
El equipo de investigadores probó la presencia de nicotina en el cabello de los niños cuyos padres fuman. Y, entre aquellos que restringen fumar en el porche o patio, los hallazgos fueron extremadamente preocupantes: entre seis de cada diez niños evaluados, se encontró nicotina en su cabello.
Tras publicar los resultados del experimento en la revista especializada International Journal of Environmental Research and Public Health, los expertos reclamaron que, al menos en Israel, los porches de las casas deben considerarse parte del entorno del hogar.
«Fumar junto a una ventana o en otro lugar específico de la casa no protege a la mayoría de los niños de la exposición», advirtieron a través de un comunicado de prensa.
No fumar a menos de diez metros de la casa
«Nuestras recomendaciones son inequívocas -continuaron-: para reducir la exposición de los niños al humo del tabaco, se debe evitar fumar en un radio de 10 metros de la casa».
Asimismo, en áreas abiertas, los fumadores deberían mantener una distancia de al menos 10 metros con los niños, reclamaron.
En la primera etapa del estudio, cuyos hallazgos se dieron a conocer hace dos años, el equipo de investigación probó la presencia de nicotina entre los hijos de padres fumadores y encontró que el 70 por ciento de ellos mostraba rastros cuantificables de esa sustancia.
Ahora, los científicos examinaron los datos estudiando la ubicación de los padres al fumar.
«Los padres creen erróneamente que el porche ofrece un lugar ‘seguro’ para fumar», dijo la profesora Leah Rosen de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv, que encabezó el estudio.
Pero, «de hecho, es probable que los niños estén directamente expuestos cuando salen al porche y alguien está fumando, o cuando el humo entra a la casa», alertó.
Una vez en el hogar, prosiguió, el humo «se absorbe en el ambiente, por ejemplo, en los muebles, las paredes o las alfombras, y luego se descarga gradualmente en el aire durante semanas o meses».
Humo de tercera mano
Peor aun, ese residuo, conocido como «humo de tercera mano», puede ser «absorbido por el cuerpo desde el medio ambiente al tragarlo o a través de la piel, especialmente en bebés y niños pequeños».
Rosen dijo que el gobierno de Israel «debe hacer de la reducción del tabaquismo de los padres un objetivo nacional e invertir los recursos apropiados en este tema».
«Desafortunadamente, existen muchos conceptos erróneos sobre cuándo y cómo ocurre la exposición», aseguró.
Según la investigadora, el 85 por ciento del humo del tabaco «es invisible y nuestro sentido del olfato no es confiable, por lo que muchos padres creen erróneamente que están protegiendo a sus hijos cuando en realidad los exponen a riesgos importantes para la salud».