Un nuevo tratamiento informático israelí para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH, también conocido como ADHD por la sigla en inglés de attention deficit hyperactivity disorder) está buscando cubrir la principal falencia de las drogas: dejan de funcionar al dejar de tomarlas.
El sistema, bautizado CPAT (por la sigla de Computerized Progressive Attention Training, o Entrenamiento de Atención Progresiva Computarizado) fue desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv liderado por la profesora Lilach Shalev-Mevorach.
Según informaron desde la casa de altos estudios, el tratamiento mejoró «significativamente» los síntomas del 33 por ciento de los estudiantes con TDAH que participaron del experimento para probar sus efectos.
«Esto es en comparación con una mejora en los síntomas de solo el 11 por ciento de los estudiantes que participaron en un protocolo paralelo de entrenamiento de mindfulness, durante el cual practicaron una meditación diseñada para reducir sus dificultades de atención», apuntaron.
Pero, quizás lo más importante, «a diferencia del tratamiento farmacológico (como Ritalin), estas mejoras se mantuvieron incluso cuatro meses después de finalizar el protocolo de tratamiento» para el ADHD.
Para el experimento se reclutaron cincuenta y cuatro estudiantes, varones y mujeres, de la Universidad de Tel Aviv y otras instituciones académicas a quienes se les había diagnosticado TDAH. Fueron divididos a ciegas en tres grupos iguales: un grupo de control, uno de mindfulness y otro de CPAT.
«Los resultados fueron muy positivos» -afirmó Shalev-Mevorach-. Vimos mejoras en las funciones de atención en sí mismas», es decir, por ejemplo, «en la atención sostenida» y en «la capacidad de permanecer atento durante un largo período de tiempo».
Mejoras «significativas» en el funcionamiento diario
«Pero lo principal -destacó- es que vimos mejoras significativas en el funcionamiento diario y académico de los participantes, como la reducción de la lectura repetida mientras leían un artículo científico».
Shalev-Mevorach recordó además que los efectos de los fármacos estimulantes (psicoestimulantes) como Ritalin y Concerta «son intermitentes».
«Los estudios muestran que los pacientes que toman Ritalin a diario disfrutan de mejoras significativas, pero cuando suspenden el tratamiento, las mejoras se desvanecen y vuelven al punto de partida», agregó la académica israelí.
«Nuestra motivación -concluyó- es provocar un cambio profundo en las funciones básicas de atención, cambio que será significativo a largo plazo, como opción adicional a la medicación, y por supuesto como alternativa al tratamiento farmacológico en los casos en los que no sea aplicable».