Cuando el jueves de esta semana las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) recibieron los cuerpos de Ariel y Kfir Bibas y de Oded Lifshitz, un salmo muy especial fue pronunciado frente a los féretros.
Leído como una plegaria, el Salmo 83 estuvo a cargo del gran rabino de las FDI, el general de brigada Eyal Krim. En ese momento nadie sabía que en el cuarto ataúd se encontraban los restos de una mujer desconocida, y no los de Shiri Bibas, la mamá de Ariel y Kfir.
Los dos pequeños y Oded fueron secuestrados por pistoleros terroristas de Hamas el 7 de octubre del 2023 en el kibutz Nir Oz. Los peritos forenses establecieron que fueron asesinados en noviembre, pocas semanas después de haber sido secuestrados.
El Salmo 83 (en la numeración hebrea) es considerado un lamento nacional sobre la invasión de Israel por parte de pueblos vecinos y generalmente se lee en el Día de Conmemoración del Holocausto y el Día de los Caídos.
Dice así:
¡No guardes silencio, oh Dios! No calles, ¡Y no te quedes impasible, oh Dios! / Mira cómo se alborotan tus enemigos, cómo te desafían los que te odian. / Con astucia conspiran contra tu pueblo; conspiran contra aquellos a quienes tú estimas.
Y dicen: «¡Venid, destruyamos su nación! ¡Que el nombre de Israel no vuelva a recordarse!» / Como un solo hombre se confabulan; han hecho un pacto contra ti: / los campamentos de Edom y de Ismael, los de Moab y de Agar, / Guebal, Amón y Amalec, los de Filistea y los habitantes de Tiro. / ¡Hasta Asiria se les ha unido; ha apoyado a los descendientes de Lot! Selah.
Haz con ellos como hiciste con Madián, como hiciste con Sísara y Jabín en el arroyo Kishon, / los cuales perecieron en Endor y quedaron en la tierra, como estiércol. / Haz con sus nobles como hiciste con Oreb y con Zeb; haz con todos sus príncipes como hiciste con Zeba y con Zalmuna, / que decían: «Vamos a adueñarnos de los pastizales de Dios».
Hazlos rodar como hojarasca, Dios mío; ¡como paja que se lleva el viento! / Y así como el fuego consume los bosques y las llamas incendian las montañas, / así persíguelos con tus tormentas y aterrorízalos con tus tempestades.
Señor, cúbreles el rostro de ignominia, para que busquen tu nombre. / Que sean siempre puestos en vergüenza; que perezcan humillados. / Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que solo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.













