Un joven estudiante de la Universidad de Tel Aviv, originario de Ucrania, estaba de vacaciones en el país europeo cuando lo alcanzó la guerra. Sin posibilidad de escapar, tuvo que seguir sus lecciones desde un búnker húmedo y oscuro, en medio de las explosiones.
Pero el esfuerzo valió la pena: logró volver a Israel y hace algunos días finalmente se graduó.
Kirill Drik llegó al país desde Ucrania como soldado solitario en el 2017 y sirvió en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como voluntario en una unidad de comando, a pesar de algunos problemas de salud.
Tras su salida del ejército, comenzó sus estudios de de maestría en Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv. Durante el receso semestral de febrero del 2022 fue a visitar a sus padres en Dnipro, en el este de Ucrania.
Lamentablemente, durante su estadía, su madre enfermó, fue hospitalizada y Kirill tuvo que extender sus vacaciones hasta el 25 de febrero. El día antes de su vuelo de regreso a Israel estalló la guerra entre Rusia y Ucrania, y Kirill, que tiene doble ciudadanía (israelí y ucraniana), no pudo salir del país.
Diez meses en un búnker
«Después de que estalló la guerra, el ejército ucraniano anunció que todos estaban siendo reclutados para luchar, y no tuve más remedio que huir y esconderme en un búnker durante diez meses», reveló el joven estudiante.
Para que pudiera sobrevivir en ese lugar abandonado, su novia, Yulia, le traía todos los días comida y artículos de primera necesidad. Aunque casi no había internet en el búnker, Kirill continuó sus estudios por Zoom, con la ayuda de los directivos y el personal docente de la universidad israelí.
En medio de la guerra, contó el flamante graduado, lo más difícil fue «escribir y cumplir con las tareas para finalizar el curso». El búnker en el que vivía en Dnipro, describió, «era un refugio oscuro y abandonado con solo una pequeña lámpara de noche».
«Casi no había internet -siguió el joven estudiante-, había un olor terrible a aguas residuales, las ratas caminaban entre mis piernas y constantemente se escuchaban los ecos de las explosiones».
Para peor, el búnker estaba al lado de una fábrica de municiones, por lo que los aviones rusos bombardeaban constantemente el área y había muchas alarmas. «Tenía miedo y no sabía si algún día podría volver a mi vida normal», admitió Kirill.
Una pesadilla
Cuando Kirill describe la pesadilla que vivió en Ucrania, es difícil imaginar que solo unos meses antes vivía en Israel y estaba trabajando para obtener una maestría en la Escuela de Ciencias Políticas, Gobierno y Asuntos Internacionales de la Universidad de Tel Aviv.
Sin embargo, la voluntad pudo más: todos los días se contactaba con Sigal Shachar, la coordinadora de Grados Avanzados de la facultad. La directora de la escuela, la profesora Hanna Lerner, también apoyó el esfuerzo y trabajó para sumar al personal docente a la misión: «Graduación de Kirill Drik».
Diez meses después, y luego de cuatro intentos fallidos de pasar por la frontera, Kirill recibió una llamada telefónica de Sigal para informarle que, después de mucho esfuerzo, la universidad, en cooperación con Lowy International School, había logrado gestionarle todos los documentos que faltaban para que pudiera salir de Ucrania y regresar a Israel.
A fines de junio de este año, Kirill logró hacer realidad su sueño y, en una emocionante ceremonia en la Universidad de Tel Aviv, entre los aplausos del público en el salón, subió al escenario para recibir su título.
«Mi historia es un mensaje de triunfo -declaró emocionado-. No dejen que nada los detenga, porque con la ayuda de la voluntad, la tecnología y las buenas personas, pueden tener éxito en cualquier cosa que se propongan».