Un estudio producido por la Universidad Ben-Gurion del Negev, en el sur de Israel, estableció que el sexismo y sus imposiciones sociales perjudica también a los varones -incluso en el frente de la salud- y no solamente a las mujeres.
El trabajo fue preparado por la doctora Orly Bareket, directora del laboratorio de Relaciones Sociales de la universidad israelí.
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«Si bien las consecuencias negativas de los roles de género tradicionales para las mujeres son claras y están mejor investigadas», existen pocos estudios «sobre cómo esos roles limitan a los varones, a pesar de que aparentemente tienen mucho que ganar», señaló el reporte de la Ben-Gurion.
Según el informe, estamos viviendo una época de «resurgimiento de la masculinidad», una era marcada también en el terreno político con el surgimiento de gobiernos liderados por personalidades que van desde Donald Trump en Estados Unidos a Javier Milei en la Argentina.
Se trata de un regreso de la «masculinidad tóxica» y de «un aparente retorno a roles de género más tradicionales». La psicóloga social Bareket sostuvo que este proceso «en realidad perjudica a los varones», quienes tiene que soportar «la carga» de imposiciones tradicionales de la sociedad.
«Hombres de verdad»
En concreto, esos roles de género perjudican las relaciones, las carreras profesionales y la salud de los varones, apuntaron Bareket y la profesora Susan Fiske, de la Universidad de Princeton, quien también participó de la investigación.
«Por ejemplo -señaló el reporte de la universidad-, se presiona a los varones para que se ajusten a los estándares de los ‘hombres de verdad’, priorizando el estatus, la dominación y el control emocional».
El problema es que esos roles «aumentan enormemente el estrés que sufren los varones y demostraron tener consecuencias negativas para la salud mental y física» de esta mitad de la población humana.
Bareket y Fiske escribieron en un artículo para la revista científica PNAS que los varones suelen rehuir los roles comunitarios por considerarlos «demasiado femeninos».

Sin embargo, destacaron las autoras, esas funciones suelen enriquecer a las personas y contribuyen a una mejor calidad de vida. Aun así, remarcaron, los varones se ausentan «voluntariamente» de esos roles centrales.
El sexismo «hostil y benévolo», afirmaron las investigadoras, arruina las relaciones personales y profesionales de los varones con las mujeres, ya sea por falta de confianza o por no valorarlas ni colaborar con ellas.
Los varones también pagan un precio
Citada por la prensa israelí, Bareket dijo que «estamos acostumbrados a pensar que el sexismo perjudica principalmente a las mujeres, pero en la práctica, los varones también pagan un precio: en sus relaciones, su carrera profesional y su salud mental y física».
El énfasis en lo que les ocurre a los varones en esta ecuación «es una perspectiva que no se consideró suficientemente en la literatura profesional ni en el discurso público», aseveró la experta israelí.
Las estructuras tradicionales de género, como normas, roles, prejuicios y jerarquías, escribieron Fiske y Bareket en el artículo, «configuran la vida de cada ser humano».
Los perjuicios asociados a esos factores «se enmarcan principalmente como problemas de las mujeres debido a las consecuencias más graves que enfrentan». Pero «las estructuras de género también influyen en las relaciones, las trayectorias profesionales y la salud de los varones».
En este sentido, por ejemplo, el «sexismo benévolo obliga a algunos varones a mantener interacciones predefinidas, lo que impide conexiones genuinas y los carga con roles poco realistas de proveedor y protector» de mujeres y familias.
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«La equidad de género para los varones, cuyas circunstancias difieren de las de las mujeres, les permitiría tomar decisiones informadas y lograr mejores resultados, en paralelo con el progreso que las mujeres lograron en muchos ámbitos de la vida», escribieron las investigadoras.
Una «lucha por la equidad para todos los géneros puede, en última instancia, mejorar el bienestar humano general», concluyeron Bareket y Fiske.