Miles de israelíes salieron este miércoles a las rutas a acompañar el cortejo fúnebre que llevó hasta el cementerio para su último descanso a los cuerpos de Shiri, Ariel y Kfir Bibas, asesinados por terroristas de Hamas y símbolo de la matanza del 7 de octubre del 2023.
Ariel tenía cuatro años y Kfir apenas nueve meses de edad cuando fueron secuestrados por los islamistas palestinos y arrastrados a la Franja de Gaza. También se llevaron a sus padres, Yarden y Shiri.
El padre de los niños fue liberado el primero de febrero último, junto a otros dos rehenes, después de 484 días de cautiverio en el enclave palestino. Pocos días después, Yarden conoció el terrible destino de su esposa y sus hijos.
Los cuerpos sin vida de Ariel y Kfir fueron entregados por los terroristas palestinos el 22 de febrero, y el día siguiente devolvieron el de Shiri. Según los reportes de los forenses israelíes, los tres fueron asesinados a sangre fría mientras se encontraban cautivos en Gaza.
Durante meses, los rostros de la joven madre y los dos pequeños pelirrojos del kibutz Nir Oz estuvieron entre los principales símbolos de la lucha por la liberación de los rehenes secuestrados por Hamas.
Aunque muchos sospechaban que podrían estar muertos, la familia Bibas y las de los demás secuestrados se aferraron a la esperanza hasta último momento.
Sin embargo, voceros de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que los tres fueron asesinados a sangre fría por los terroristas palestinos.
Hamas afirmó que Shiri y sus hijos murieron durante un ataque aéreo israelí sobre Gaza, pero las pruebas forenses tomadas después de que sus cuerpos fueron devueltos mostraron que los niños fueron asesinados por los terroristas con sus propias manos en noviembre del 2023.
Shiri fue asesinada casi al mismo tiempo, y su cuerpo tampoco mostraba signos de haber muerto en una explosión.
Este miércoles, finalmente, la sociedad israelí pudo despedir de manera apropiada los cuerpos de Shiri y los dos niños. Miles de personas con banderas de Israel o amarillas (el color de la campaña para la liberación de los secuestrados) se acercaron hasta el recorrido del cortejo.
Muchos llevaron también pañuelos o globos anaranjados, para recordar el color de cabello de Ariel y Kfir mientras avanzaban hacia su lugar de descanso final en el cementerio de Tzohar, en el sur de Israel.
«Los asistentes –describió el Jerusalem Post- estaban llorosos y visiblemente angustiados» mientras brindaban «su último adiós a la joven madre y sus hijos pequeños, a quienes esperaban desesperadamente ver rescatados vivos del cautiverio».
מדינה שלמה ועם שלם נתונים היום בשעת אבל ומספד, כאב ובכי. שעה בה שני טלאים רכים – תינוקות פז – שבים סוף סוף, בחיק אמם, אלינו, אל ביתם. ואנחנו, כולנו, עם שלם שליבו שבור, מלווים אותם למנוחת עולמים.
ריבונו של עולם, לא כך התפללנו שישובו אלינו. לא לשעה כזו חיכינו. ולא לסוף הזה ייחלנו.… pic.twitter.com/enOgcwk6xO— יצחק הרצוג Isaac Herzog (@Isaac_Herzog) February 26, 2025
משפחת ביבס:
״התחלנו את מסע הלוויה
מלווים בהמוני עם ישראל
אנחנו רואים ושומעים אתכם
מתרגשים ומתחזקים ממכם
ירדן מוסר שהוא מתנצל שלא יכול לרדת ולתת חיבוק לכל אחד ואחת מכם
מייחלים ליום שבו נוכל שוב להתייחד ברגעי שמחה ולא עצב״ pic.twitter.com/QRtBrnbaXp— מעריב אונליין (@MaarivOnline) February 26, 2025
Según se informó, Shiri, Kfir y Ariel fueron enterrados juntos cerca de las tumbas de los padres de la madre de los pequeños: Yossi Silberman, un israelí-argentino residente de Nir Oz por décadas, y Margit, nacida en Perú, ambos asesinados durante el ataque del 7/10.
«Hoy, todo un país, y todo un pueblo, están sumidos en el dolor y el luto, el dolor y las lágrimas», declaró el presidente de Israel, Itzjak Herzog. «Dos corderitos, bebés de oro -agregó-, finalmente regresan a su madre, regresan a nosotros, regresan a casa».
«Y nosotros, todos nosotros, una nación entera con el corazón roto, los acompañamos a su lugar de descanso final», dijo el presidente israelí.
«Si todavía hay misericordia en este mundo, que los hermosos rostros de Shiri, Ariel y Kfir, sean un grito desgarrador -pidió Herzog-, que resuene por los cuatro rincones de la tierra, que reverbere hasta los confines del mundo, y que despierte corazones embotados, que perdieron el contacto con su sentido de la justicia, que se cerraron y endurecieron».
«¡Mira aquí, mundo! Hoy estamos enterrando a los más dulces y puros de tus hijos. Abre tu corazón. Suma tu voz al llanto de una nación quebrantada», completó.













