Alumnos del Technion, el Instituto de Tecnología de Israel, desarrollaron un algoritmo que puede permitir salvar muchas vidas en caso de aterrizajes de emergencia en aviones con problemas en sus motores.
En los últimos años se registraron varios casos que muestran la necesidad de este tipo de instrumentos. En el 2009, por ejemplo, el piloto Chelsey Sullenberger aterrizó su Airbus 320 con 155 pasajeros y tripulantes en el río Hudson, después de que ambos motores fueron destruídos al chocar contra una bandada de pájaros.
Ese caso fue tan famoso y conmovedor que años después se realizó una película sobre el aterrizaje, protagonizada por Tom Hanks.
La interrupción del funcionamiento de los motores es una amenaza recurrente en la aviación, recordó el Technion, que señaló que eso puede ser causado por fugas de combustible o mantenimiento inadecuado de la aeronave, entre otras razones.
Tales eventos, junto con el clima adverso y los obstáculos inducidos por el terreno, pueden poner en peligro a los pasajeros y a la tripulación.
Profesores y alumnos de la Facultad de Ingeniería Aeroespacial del Technion han tenido esta amenaza en su radar de investigación durante años, y desde allí surgió una posible solución para este tipo de situaciones: un algoritmo online que calcula (y verifica periódicamente) la trayectoria óptima en caso de aterrizaje de emergencia, teniendo en cuenta la pérdida de altitud mínima, los obstáculos del terreno generados por el descenso y los vientos.
«Dado que nuestro objetivo es ayudar a un piloto bajo un estrés inmenso, es imprescindible validar el algoritmo en el vuelo real», explicaron desde el equipo del Technion.
Por ello, añadieron, «hemos elegido probar en vuelo nuestro algoritmo a bordo de un Cessna 172, para demostrar tanto la elección óptima de la pista de aterrizaje como la generación de trayectoria, y el seguimiento de esa trayectoria por parte del piloto».
Un desafío importante para la implementación del sistema, señalaron desde la universidad israelí, fue cumplir con el requisito de no tener absolutamente ninguna interfaz del equipo de prueba en el aire con los sistemas de la aeronave, ni mecánica ni eléctrica.
«Nuestros estudiantes diseñaron con éxito una configuración experimental autónoma», remarcaron.
El Technion indicó que el experimento supuso una falla del motor al oeste del Monte Tabor, y posibles pistas alrededor. En ese escenario, el algoritmo pudo seleccionar la mejor pista de aterrizaje disponible al este del Monte Tabor y calcular la trayectoria óptima para el seguimiento del piloto de prueba.
El piloto eludió el monte Tabor de manera apropiada, informando que la dinámica de seguimiento de la señal fue satisfactoria.
De esa manera «validamos nuestro concepto en vuelo», y al algoritmo como una herramienta «en tiempo real» para utilizar en caso de aterrizaje de emergencias, indicaron. En una primera etapa, el algoritmo ya «se puede adoptar fácilmente en las cabinas de los aviones privados así como en los UAV», completaron desde la universidad.