Un sistema informático desarrollado por el Instituto de Tecnología de Israel, el Technion, junto al departamento de Innovación e Investigación Kahn-Sagol del seguro de salud Maccabi (KSM), permite predecir el nivel de resistencia a los antibióticos que pueden oponer las infecciones bacterianas y aumentar así la efectividad de los tratamientos médicos.
Como es sabido, el uso de antibióticos está muy extendido a nivel global, lo que lleva a que las bacterias vayan desarrollando sistemas de resistencia a esas sustancias. El resultado es que los antibióticos pierden su eficacia, lo que hace crecer los temores sobre un futuro en el cual las infecciones van a ser directamente refractarias a tratamientos de ese tipo y mortales para los seres humanos.
Infecciones que ahora son consideradas «suaves» y no peligrosas podrán convertirse en males que no podrán ser enfrentados con antibióticos.
Uno de los principales factores que viene acelerando la evolución de la resistencia a estos tratamientos es el uso casi indiscriminado de antibióticos de amplio rango, drogas designadas para matar un espectro muy amplio de bacterias.
Según los expertos del Technion, esa peligrosa tendencia se podría reducir prescribiendo antibióticos más específicos, que apunten a la bacteria en particular que está afectando al paciente determinado.
La investigación desarrollada en este frente acaba de ser publicada en la revista especializada Nature Medicine y se llevó a cabo gracias a la colaboración entre expertos del KSM, encabezados por la profesora Varda Shalev, y del Technion, conducidos por los profesores Roy Kishony e Idan Yelin.
En el marco de la pesquisa científica, el profesor Kishony desarrolló métodos para un «mapeo» genético de la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Esas tecnologías permiten predecir la resistencia de una determinada bacteria a varios antibióticos en el presente, y hasta los niveles que podría desarrollar a futuro.
Las investigaciones actuales están enfocadas en un tipo específico de infección, aquella que ocurre en el tracto urinario, que afecta a más de la mitad de las mujeres en algún momento de sus vidas. Esas infecciones involucran distintas bacterias, incluyendo E. Coli, Proteus mirabilis y Klebsiella pneumoniae.
Durante los estudios, los investigadores descubrieron que los niveles de resistencia a los antibióticos eran distintos para cada paciente, y que ciertos antibióticos pueden ser efectivos en un paciente y no en otro.
Las razones de este fenómeno están relacionadas con las particulares características personales de cada paciente y de su historia médica.
«Ahora es posible predecir con computadoras el nivel de resistencia a los antibióticos de bacterias que causan infecciones», dijo el doctor Yelin. «Esto se hace evaluando información demográfica, incluyendo edad, género, condición de embarazo y hasta lugar de residencia», precisó.
Junto a todos esos datos, también se analizan los niveles previos de resistencia a los antibióticos medidos en exámenes de orina así como el historial del consumo de medicamentos», amplió Yelin.
Según el Technion, el estudio es además «un gran paso adelante» en el terreno de la aplicación del «aprendizaje automático» de las computadoras y de la inteligencia de datos masivos a los estudios médicos.
Los investigadores del Technion destacaron que el estudio no hubiera sido posible sin la colaboración de los expertos del KSM y el acceso a la enorme base de datos de Maccabi, una de las principales aseguradoras médicas de Israel.
Es que, para lograr sus importantes resultados, los investigadores pudieron analizar más de cinco millones de casos de adquisición de antibióticos en los últimos diez años y accedieron a los resultados de más de 700.000 exámenes de orina.
Un sofisticado algoritmo fue capaz de encontrar una clara relación entre todos esos datos y los niveles de resistencia a los antibióticos. En base a esas conexiones, pudieron recomendar el mejor tipo de antibióticos disponible.
Según los investigadores israelíes, el uso de tecnología puede reducir en un 40 por ciento la posibilidad de que los médicos elijan la medicación equivocada.
Si esa tendencia se concreta, estos hallazgos pueden «contribuir en gran manera al esfuerzo global para contener el avance de las bacterias resistentes a los antibióticos», afirmó el Technion.