Una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Tel Aviv descubrió que, al igual que los estereotipos que a menudo se ven en dibujos animados, las aves citadinas son más «intensas» que sus parientes del campo y algunas hasta «eligen» vivir cerca de humanos.
Estos científicos vienen estudiando desde hace años el comportamiento y el movimiento de animales de la región, con el objetivo de conservar la naturaleza y prevenir la transmisión de enfermedades zoonóticas.
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Para una de sus investigaciones, los expertos de la escuela de Zoología de la universidad israelí se concentraron en los hábitos de la Vanellus spinosus, conocida en español como avefría espinosa, un pájaro propio del Mediterráneo oriental, Arabia y el África subsahariana.
«A menudo vemos aves en zonas pobladas y ciudades, lo que demuestra que algunas especies se habitúan e incluso prosperan en entornos humanos», señalaron el profesor Orr Spiegel y el estudiante de doctorado Michael Bar-Ziv, quienes lideraron la investigación.
«Sin embargo -remarcaron-, tendemos a pasar por alto cómo la presencia humana afecta a estos animales, alterando su comportamiento».
Volando con un transmisor
En este nuevo trabajo, dijo Spiegel, «decidimos enfocarnos en la Vanellus spinosus, una especie común que suele encontrarse en zonas pobladas y es lo suficientemente grande como para llevar un transmisor que rastree continuamente su ubicación».

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En investigaciones anteriores, los expertos habían descubierto que las avefrías urbanas «son más audaces» que sus «parientes del campo». Y que las diferencias persisten incluso cuando se estudian en un entorno compartido y controlado, como los aviarios de la universidad.
Bar-Ziv apuntó que las avefrías anidan durante la primavera y construyen sus refugios en el suelo. «Las capturamos en sus nidos, les colocamos transmisores y las liberamos para que continuaran con sus vidas», precisó el investigador.
Los transmisores, que enviaban una señal cada ocho segundos, permitieron rastrear a las aves durante varios meses. En total, los investigadores rastrearon a 135 individuos, la mitad machos y la otra mitad hembras, con un período de seguimiento promedio de 194 días.
El período de seguimiento más largo duró unos diez meses. Los datos recopilados se sometieron a un análisis estadístico para comparar los patrones de movimiento y comportamiento de los dos grupos.
Aves con «personalidad»
A partir de la evaluación de los datos, los investigadores descubrieron que «cada ave tiene su propia ‘personalidad’, distintiva», subrayó Bar-Ziv. Esa «personalidad» se refleja en patrones de movimiento consistentes que difieren de los de otros individuos.

Además, hallaron que las avefrías que viven en asentamientos humanos son más móviles que las que viven en zonas no urbanas.
«Creemos que esto se debe a que las perturbaciones en las ciudades y pueblos hacen que las aves emprendan el vuelo con más frecuencia, lo que aumenta su distancia total de vuelo, pero no su distancia máxima desde el nido», explicaron los expertos en el estudio.
Muchos animales, en especial aves, viven a nuestro alrededor en las ciudades «y algunas especies incluso se adaptan bien a los entornos humanos», comentó el profesor Spiegel.
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Las investigaciones muestran que incluso entre esas especies que viven en ciudades, añadió, «varios aspectos de su comportamiento cambian debido a la presencia humana en comparación con su comportamiento en la naturaleza».
Y una sorpresa para el final del reporte: al parecer, algunas aves con ciertos rasgos de «personalidad» podrían ser más propensas a elegir la vida urbana, «lo que explica las diferencias de comportamiento», completó Spiegel.