Un estudio israelí mostró que el cerebro femenino y el masculino responden de manera distinta al estrés crónico, un hallazgo que puede abrir las puertas a terapias personalizadas para la depresión, la ansiedad y otros trastornos que, se sabe, producen diferentes efectos en varones y mujeres.
La excelencia científica, explicaron desde el Instituto Weizmann, requiere diversidad, investigaciones realizadas por varones y mujeres, por personas de diferentes orígenes y con diversas visiones del mundo.
Esa necesidad de diversidad, enfatizaron, «se extiende a los experimentos científicos en sí mismos, pero incluso hoy en día, la gran mayoría de los estudios en ciencias de la vida se realizan solo en ratones machos».
Se trata de una práctica que puede «dañar los hallazgos» científicos, «así como nuestra capacidad para extrapolarlos a los humanos», apuntaron.
En ese sentido, el estudio del Weizmann, publicado en Cell Reports y llevado a cabo en colaboración con el Instituto Max Planck de Psiquiatría, de Munich, descubrió que una subcategoría de células cerebrales responde al estrés de manera totalmente diferente en machos y hembras.
El eje de la respuesta al estrés
«Pusimos la lente de investigación más sensible posible en el área del cerebro que actúa como eje central de la respuesta al estrés en los mamíferos, el núcleo paraventricular (PVN) del hipotálamo», explicó la doctora Elena Brivio, quien dirigió el estudio en el laboratorio del profesor Alon Chen.
Al secuenciar las moléculas de ARN en esa parte del cerebro a nivel de la célula individual, indicó, «pudimos mapear la respuesta al estrés en ratones machos y hembras a lo largo de tres ejes principales», comenzando por cómo cada tipo de célula en esa parte del cuerpo responde al estrés.
También analizaron cómo cada tipo de célula expuesta previamente al estrés crónico responde a una nueva experiencia de ese tipo y cómo estas respuestas difieren entre hembras y machos.
Los investigadores mapearon la expresión génica en más de 35.000 células individuales, generando una gran cantidad de datos que brindan una imagen de la respuesta al estrés que no tiene precedentes en su alcance.
Ese exhaustivo mapeo ya permitió a los investigadores identificar una larga lista de diferencias en la expresión génica, entre machos y hembras y entre estrés crónico y agudo.
Los hallazgos «muestran que, cuando se trata de condiciones de salud relacionadas con el estrés, desde la depresión hasta la diabetes, es muy importante tener en cuenta la variable sexual, ya que tiene un impacto significativo en cómo responden» las células cerebrales, dijo Chen.