Científicos de Israel y de Australia lograron desarrollar un sistema capaz de predecir cómo romperán las olas en el mar, algo que puede tener aplicaciones en la seguridad y eficiencia de la navegación, la recolección de energía renovable y la investigación climática, entre otros terrenos
Hasta ahora, explicaron desde el Technion, que llevó a cabo el estudio junto a la Universidad de Melbourne, se aceptaba que una ola se rompe cuando alcanza un umbral de pendiente, un momento en el que ya no puede mantener su forma y colapsa.
Pero en su pesquisa, que fue publicada en Physics Fluids, los investigadores mostraron que «este enfoque es erróneo y que no existe un umbral de inclinación absoluto más allá del cual cualquier ola esté condenada a romper», señaló un comunicado de la universidad israelí.
Los hallazgos, indicaron los voceros del Technion, que tiene su base en Haifa, en el norte del país, fueron posibles gracias al desarrollo de un nuevo método para la detección precisa de olas rompientes, desarrollado en los últimos años en el laboratorio del profesor Dan Liberzon.
El estudio, añadió el reporte, se basa en datos recopilados en una serie de observaciones y experimentos en el Mar Negro y -en condiciones de laboratorio- en el canal de ondas de viento de 17,4 metros de largo en el Laboratorio de Investigación de Interacciones Aire-Mar del Technion (T-SAIL).
Según Liberzon, «el rompimiento de las olas del mar es uno de los problemas científicos más complejos de la mecánica de fluidos». En ese sentido, añadió, «nadie duda de que existe una conexión entre la inclinación de la ola y el comienzo del rompimiento».
Estos hallazgos pueden tener aplicación en el terreno de la seguridad y eficiencia de la navegación
Sin embargo, durante la investigación «mostramos que la imagen es más compleja, lo que hace imposible predecir el rompimiento de la ola solo en función de su inclinación», aseveró el académico israelí.
El rompimiento, mostró el nuevo experimento, depende de muchos parámetros complejos, desde la intensidad del viento que sopla sobre las olas a la velocidad de propagación del pico de la ola.
«Durante una evolución tan compleja, la ola se vuelve altamente asimétrica tanto horizontal como verticalmente», siguió Liberzon.
El colapso, explicó, «comienza con la formación de un ‘bache’ en el frente de la ola».
Y, dependiendo de la combinación alrededor de ese «bache» de muchos de los factores mencionados anteriormente, la ola «rompe de manera intensa o suave».
El profesor israelí, quien lideró el estudio junto a su colega australiano Alexander Babanin, dijo que, en este nuevo estudio, «pudimos producir estadísticas detalladas de muchas características de las olas rompientes y no rompientes».
«Estas estadísticas detalladas -completó- servirán como base para pronosticar qué olas romperán y cuándo«.