Una firma israelí de informática, dirigida por empresarios «haredim» (ultra-ortodoxos), contrata empleados religiosos y les permite combinar el trabajo en software con sus estudios de Torá y Talmud
RavTech, que tiene su sede en Bnei Brak, un barrio ultra-ortodoxo en la periferia de Tel Aviv, no es solamente una empresa innovadora sino también atractiva para los inversores, quienes acaban de colocar unos cuatro millones de dólares en la primera ronda de financiamiento de esta startup.
No es una novedad que, con el boom de las firmas emergentes dedicadas a la informática, el mercado laboral israelí de este sector busca constantemente nuevas fuentes de trabajadores talentosos.
Numerosos programas alientan la inserción de jóvenes y mujeres, de soldados que recién terminan el servicio militar, y hasta de personas con autismo altamente funcional.
Entre esos programas se destacan también aquellos dedicados a formar y reclutar técnicos en informática entre varones y mujeres ultra-religiosos, quienes forman un importante grupo demográfico del país y cuya salida laboral no siempre es sencilla.
RavTech -«Rav» es una palabra hebrea para rabino- se dedica a los test automatizados de software, un proceso muy importante antes del lanzamiento o la implementación de nuevos programas informáticos.
Fundada en el 2013, la firma ya cuenta con importantes clientes, entre ellos la israelí Elbit Systems, uno de los más importantes contratistas de defensa del mundo.
Cifras citadas por el periódico económico israelí Calcalist afirman que la empresa registró ingresos por unos 8 millones de shekels (alrededor de 2,26 millones de dólares) en el 2018.
Además de la contratación directa de, por ejemplo, jóvenes estudiantes de «yeshivot», las escuelas religiosas judías, RavTech recluta muchos estudiantes egresados de Avratech, donde decenas de ultra-ortodoxos estudian programación para computadoras.
Durante el curso, que dura dieciocho meses, los alumnos estudian también Talmud y Torá, entre otras materias.
Se trata de «ayudar a las personas, no solamente darles dinero sino darles un sustento» en la vida, afirmó el director de Avratech, Aaron Safrai, entrevistado por el Jerusalem Post.
Los jóvenes que estudian en Avratech provienen «de la sociedad ‘haredi’ tradicional», cuenta Safrai. «Se sienten como en casa aquí, quieren sentarse y aprender por la mañana y quieren ganarse la vida, quieren sentirse bien acerca de traer dinero a casa y aún sentirse ‘haredi'», completó.