Los efectos mentales de la pandemia de COVID-19, lo que los profesionales llaman el «coronavirus emocional», afectaron más a las mujeres que a los varones, señaló un estudio del Instituto Weizmann, de Israel
Durante las seis semanas entre el final del primer brote de COVID-19 en Israel y el comienzo del segundo (desde finales de abril hasta principios de junio del 2020), los investigadores del Weizmann iniciaron un estudio que abarcó más de 12.000 respuestas de cerca de 5.000 personas.
Los encuestados respondieron cuestionarios digitales, en un intento de evaluar y comprender el costo mental de la pandemia en la población adulta del país, señalaron desde la universidad israelí.
Los niveles de estrés, de todas maneras, fueron más bajos que aquellos evaluados en tiempos de guerra, señaló el informe
Entre sus principales resultados -publicados en la revista especializada Molecular Psychiatry-, el estudio mostró que si bien los adultos, particularmente los varones, corren un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave por el COVID-19, la pandemia afectó más a mujeres, jóvenes y desempleados, al menos en términos de mayor angustia mental.

La investigación halló que esos grupos desarrollaron con mayor frecuencia síntomas tanto fisiológicos como de conducta asociados con tal angustia, desde un aumento de la frecuencia cardíaca hasta trastornos del sueño.
De todas maneras, a pesar del riesgo para ciertos grupos de la población israelí, la gravedad de la angustia mental entre los encuestados no pareció ser elevada en comparación con mediciones anteriores, y fue incluso menos grave que el nivel evaluado en tiempos de guerra y operaciones militares.
Aunque los aspectos económicos y de salud del coronavirus «recibieron la mayor parte de nuestra atención durante las primeras semanas -apuntó el profesor Alon Chen-, quedó claro desde el principio que la pandemia en sí misma» y las medidas de cierres y aislamiento social y físico, «tendrían un impacto trascendental en nuestro bienestar emocional general».
Estaba claro desde el principio que la pandemia, con el aislamiento y las cuarentenas, iba a tener un impacto «trascendental» en el bienestar emocional
Chen, quien encabezó el equipo que realizó el estudio, admitió que la pandemia lo obligó a «recalcular» los enfoques de su trabajo, que usualmente se centra en los aspectos moleculares y neurológicos del estrés y los trastornos mentales.

«No todos los días la humanidad se enfrenta a un evento catastrófico como una pandemia global», destacó el profesor israelí.
Para ampliar el espectro de la investigación, el equipo puso a punto dos cuestionarios, uno relacionado con las cuestiones epidemiológicas de la pandemia y el otro con el estado de ánimo.
La información que surgió de ese trabajo mostró que además de los adultos jóvenes, las mujeres y los desempleados, también otros grupos eran más susceptibles a la ansiedad y la depresión.
Por ejemplo, los encuestados con inmunosupresión o aquellos que padecían enfermedades pulmonares, cardíacas o renales o hipertensión reconocieron niveles elevados de angustia mental general o un mayor temor a contraer el virus, destacó el reporte del Weizmann.
«Todavía estamos lejos de exponer el impacto emocional completo de esta nueva realidad»
También los encuestados con enfermedades pulmonares o cardíacas o hipertensión informaron más síntomas asociados con el estrés en sus respuestas a los cuestionarios.

Por otro lado, aquellas personas que fueron puestas en cuarentena o experimentaron síntomas asociados con el COVID-19 informaron niveles significativamente más altos de preocupación por contraer el virus.
En cambio, los encuestados que mantuvieron una vida social aparentemente normal durante la pandemia estaban menos preocupados por contraer coronavirus y, en general, estaban menos angustiados, aun cuando, supuestamente, tenían un mayor riesgo de infección.
Al presentar el informe, la universidad dijo que, incluso después de un año y medio de «una pandemia global destructiva, con millones de muertos, una creciente recesión mundial», con cierres, cuarentena y distanciamiento social, «todavía estamos lejos de exponer el impacto emocional completo de esta nueva realidad».
«Los estudios provenientes de todo el mundo, desde China hasta Australia, apenas han comenzado a revelar el alcance del efecto de la pandemia en la salud mental«, resumió el reporte de la universidad.