El ministerio de Defensa de Israel anunció que el primer día de noviembre comenzarán los tests en humanos de la vacuna Brilife contra el coronavirus producida por el Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB)
Según el cronograma difundido este último domingo, las pruebas arrancarán con apenas dos personas, para luego llegar a ochenta voluntarios para fines de noviembre.
En las siguientes etapas, se espera que la vacuna desarrollada por el IIB, que depende del ministerio de Defensa, sea probada en 960 personas en diciembre y, en una etapa final, en alrededor de 30.000 voluntarios.
«Este es un día de esperanza para los ciudadanos de Israel, gracias a los investigadores del IIB», dijo el ministro de Defensa, Benny Gantz.
«Hace apenas dos meses, recibí el primer vial de la vacuna -recordó el ministro-. Hoy, ya tenemos 25.000 dosis de vacunas y estamos comenzando la siguiente fase de las pruebas», añadió.
Para poder iniciar los tests en humanos, la etapa más crucial en el desarrollo de una vacuna para el COVID -19, el IIB recibió todas las aprobaciones necesarias de parte del Ministerio de Salud de Israel y del Comité de Helsinki.
Gantz agradeció públicamente a «las decenas de investigadores que trabajan día y noche en esta misión nacional en plena cooperación con el ministerio de Salud».
«En este complejo período, ellos son la ‘unidad de comando’ que abre el camino a los ciudadanos de Israel» frente al coronavirus, en una «misión de importancia histórica e internacional», completó el ministro.
Hasta ahora, la vacuna había sido probada en animales, cómo hamsters, conejos y cerdos. Según el ministerio de Defensa, se trata de un producto «moderno» y «a la vanguardia de la tecnología global, que proporciona el nivel de protección requerido en una sola dosis».
La vacuna fue bautizada Brilife en un juego de palabras con «briut» (salud, en hebreo), el código IL, de Israel, y la sigla en inglés del IIB.
Los tests, informó el ministerio de Defensa, serán llevados a cabo en dos de los principales hospitales israelíes en la línea del frente en la lucha contra el coronavirus: el Sheba Medical Center, en las afueras de Tel Aviv, y el Hadassa, en Jerusalén.
El sistema de los tests será bastante tradicional, ya que los participantes recibirán una inyección, que podría ser de la vacuna o de un placebo, lo que permitirá llevar a cabo un seguimiento de comparación de los resultados.
Después de tres semanas, se explicó desde el IIB, se examinará a los voluntarios para determinar si se registran efectos secundarios y si desarrollan los anticuerpos necesarios para enfrentar al COVID-19.