Una startup israelí desarrolló un casco que parece salido de una película de ciencia ficción y que «lee la mente» de la persona que lo lleve puesto o, al menos, detecta sus estados de ánimo
La empresa, Brain.Space, creó un casco que practica «electroencefalogramas portátiles» para medir la actividad cerebral de sus usuarios. De esta manera, recopila datos para identificar una serie de «biomarcadores» comunes a todas las personas.
Esas «marcas», al ser leídas por dispositivos especiales, pueden indicar si la persona que lleva el casco -que incluye 460 sensores especiales- está contenta, triste, ansiosa o aburrida, por ejemplo.
La novedosa tecnología dio un gran paso adelante en abril de este año, cuando algunos cascos fueron enviados al espacio a bordo de la misión Ax-1, la primera totalmente privada de la historia y de la que participó el astronauta israelí Eytan Stibbe.
Junto a sus compañeros, Stibbe utilizó el casco «lector de la mente» durante diez minutos en el espacio y después hizo lo mismo en tierra, para poder brindar datos comparativos a los expertos de la startup israelí.
Entrevistado por el website No Camels, Yair Levy, el director ejecutivo de la compañía, dijo que los científicos de Brain.Space todavía están analizando la información que surgió del experimento con Stibbe y otros astronautas.
Levy destacó que el casco que desarrollaron tiene varias ventajas sobre otros equipos que pueden generar información sobre la actividad cerebral. Por ejemplo, una máquina tradicional de electroencefalogramas tiene solamente veinte sensores.
La empresa ya recaudó 8,5 millones de dólares en una ronda de capital inicial
Por otro lado, los equipos de imagen por resonancia magnética (MRI, por su sigla en inglés), pueden costar alrededor de 3 millones de dólares y son enormes, para nada «portátiles».
Y ahora apareció Brain.Space, que puso a punto este casco que «se puede producir en masa a un precio razonable», según No Camels, y usar en cualquier lugar, incluso en el espacio.
Otro importante detalle a favor es que se tarda solamente sesenta segundos en colocarlo en la cabeza del paciente y brinda datos en tiempo real de inmediato.

Con esta nueva tecnología, apuntó Levy, se puede generar información sobre el cerebro que puede derivar «fácilmente en software, tratamientos y servicios que utilizan esos conocimientos».
Por cierto, Brain.Space no es un laboratorio de «científicos locos», muy por el contrario. La empresa ya recaudó 8,5 millones de dólares en una ronda de financiación inicial y está trabajando con el departamento de ciencias cognitivas y cerebrales de la Universidad Ben Gurion, en el sur de Israel.
Para No Camels, Brain.Space tiene además «un gran potencial» en el terreno de la salud.
En ese sentido, el casco ya se está utilizando en estudios piloto en el Centro Médico Shamir, cerca de Tel Aviv, para ayudar a diagnosticar afecciones psiquiátricas, Alzheimer y demencia, en base a «similitudes mensurables en la actividad cerebral».