El profesor Ernesto Joselevich es un reconocido experto en nanotecnología, la ciencia que desarrolla los elementos microscópicos que se perfilan como los materiales de nuestra cotidianeidad en el futuro cercano.
Recientemente pasó por Buenos Aires, su ciudad natal, y resultó una buena oportunidad para repasar la vida de un científico que ayuda todos los días a mejorar la vida de las personas en todo el mundo.
«Ernesto, un grande que investiga lo diminuto», tituló la Asociación de Amigos del Weizmann en la Argentina su crónica sobre la visita del investigador por la capital sudamericana, adonde llegó a mediados de mayo.
Joselevich es, en efecto, un científico del prestigioso Instituto Weizmann, de Israel, una de las principales universidades del país y del Medio Oriente, adonde llegaron durante décadas numerosos investigadores latinoamericanos.
La crónica recordó que Joselevich «supo que quería ser científico desde los siete años». Se «interesaba por el mundo que lo rodeaba, jugaba con bloques y cuando le servían sopa» observaba «cómo las gotas de aceite que flotaban en la superficie se separaban y se juntaban».
Ahora hace 37 años que vive en Israel, donde dirige el Laboratorio de Nanomateriales y Nanosistemas del Weizmann, una verdadera incubadora de materiales del futuro.
A Harvard, vía Barcelona
Nacido en Buenos Aires, Joselevich residió varios años en Barcelona junto a sus padres y su hermano y continuó su formación académica en Israel, interesado en la brecha de escalas entre átomos y moléculas y los materiales.
En su posdoctorado, en la Universidad de Harvard, se centró en el campo de los nanomateriales, tan diminutos como 100.000 veces menores que el grosor de un cabello.
Cuando volvió de Estados Unidos a Israel, eligió el Instituto Weizmann, donde -contó- «hacemos ciencia motivada por la curiosidad, buscamos generar conocimiento sin saber de antemano exactamente para qué sirve».
«Así es como se generan tecnologías disruptivas que posiblemente se usen dentro de algunas décadas», resumió Joselevich, quien participó en un centenar de publicaciones científicas y cinco patentes.
Preguntas en el laboratorio
¿Qué relación hay entre la forma, la funcionalidad y las propiedades de los nanomateriales?
En su repaso sobre la visita para hablar de los materiales del futuro, la asociación argentina de amigos del Weizmann aseguró que ese tipo de preguntas «se hacen en su laboratorio».
«De algún modo, el foco en los materiales tiene continuidad familiar: es hijo y nieto de arquitectos; y bisnieto de un industrial que trajo a la Argentina nuevas tecnologías para la producción de artículos de metal trabajados al vapor», completó la reseña.
Por su parte, entrevistado por el portal argentino de noticias Infobae, Joselevich dijo que, con la nanotecnología, «se pueden construir máquinas muy muy pequeñas», que pueden ser «un circuito eléctrico, un sensor pequeño y hasta un robot«.
Sin embargo, advirtió, para poder construir esos dispositivos hay que «conocer los componentes, la materia, y cómo se comporta». Esos proyectos, remarcó, no se pueden «construir en escala 1 a 1, como se construye un auto en una planta automotriz, porque es muy pequeño».
Hay que «estudiar a las nanoestructuras y su comportamiento para autoensamblarse, por ejemplo», añadió el investigador argentino-israelí.
En el laboratorio del Weizmann, apuntó, «lo que nosotros investigamos es la auto-organización de nanoestructuras y las propiedades mecánicas, eléctricas, ópticas, magnéticas que tienen, sobre todo el acoplamiento que hay entre las distintas propiedades» en escenarios microscópicos.