Investigadores de la Universidad Ben-Gurion del Negev (BGU) identificaron nuevos posibles fármacos basados en moléculas aisladas de yogur probiótico, que serían capaces de combatir bacterias patógenas y tratar diversas afecciones inflamatorias
Para avanzar con los descubrimientos de este estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista especializada Microbiome, la universidad creó una startup para la futura producción y comercialización de productos alimenticios probióticos basados en el yogur analizado por los científicos.
Numerosos estudios sostienen que los probióticos ayudan a las funciones inmunitarias, estimulando la creación de poblaciones microbianas equilibradas en el sistema digestivo y protegiendo potencialmente al cuerpo contra infecciones bacterianas.
En este frente se destaca un conocido tipo de yogur, el kéfir, una bebida láctea probiótica fermentada que se elabora inoculando la leche con mezclas de microorganismos, en particular levaduras y bacterias.
Los dos investigadores al frente del estudio de la Universidad Ben-Gurion, la estudiante de doctorado Orit Malka y el profesor Raz Jelinek, lograron aislar moléculas secretadas por una levadura predominante en el kéfir y mostraron que tienen un potencial significativo para combatir las bacterias patógenas.
En particular, los investigadores de la BGU demostraron que las moléculas secretadas por el kéfir pueden reducir significativamente la virulencia del Vibrio cholerae, el agente causante del cólera.
Según explicaron, ese efecto se basó en interrumpir la comunicación entre las células bacterianas e interferir en el ensamblaje de agregados llamados «biopelículas», que desempeñan un papel importante en la virulencia del Vibrio cholerae y en la progresión de la enfermedad.
Estos resultados son «notables», señaló el profesor Jelinek, según el cual se trata de «la primera demostración de que la virulencia de las bacterias patógenas puede mitigarse mediante moléculas secretadas en productos lácteos probióticos, como el yogur o el kéfir».
Jelinek dijo que, después de los «resultados prometedores» en las pruebas con animales, se espera «poder administrar estos candidatos a fármacos a humanos, por ejemplo, a pacientes que están experimentando una tormenta de citocinas debido a la infección por COVID-19, o personas que padecen patologías intestinales inflamatorias agudas, como la enfermedad de Crohn».
Por su lado, Josh Peleg, el CEO de BGN Technologies, la oficina de transferencia de tecnologías de la universidad, afirmó que, «en una realidad en la que las bacterias resistentes a los antibióticos se están convirtiendo en una amenaza inminente, las nuevas moléculas descubiertas por los científicos de la BGU allanan un camino completamente nuevo para combatirlas».
«Además -completó Peleg-, las dramáticas actividades antiinflamatorias de las moléculas pueden abrir nuevas vías para terapias y productos alimenticios probióticos científicamente probados«.