Se trata, afirmaron, de una nueva tecnología que puede servir como base para el desarrollo de cámaras y software capaces de detectar mentirosos en muchos escenarios de la vida real, incluyendo la prevención de delitos.
Según reportó la universidad israelí, el estudio identificó dos grupos diferentes de «mentirosos»: los que activan los músculos de las mejillas cuando mienten y los que activan las cejas.
Muchos investigaciones mostraron que «es casi imposible saber cuándo alguien nos está mintiendo», y que «incluso los expertos, como los interrogadores de la policía, lo hacen solo un poco mejor que el resto de nosotros», señaló el profesor Dino Levy, uno de los jefes del estudio junto a la profesora Yael Hanein.
Los «detectores de mentiras» existentes «son tan poco fiables que sus resultados no son admisibles como prueba en los tribunales de justicia, porque casi cualquier persona puede aprender a controlar su pulso y engañar a la máquina», recordó el académico israelí.
Levy apuntó que esa es justamente la razón por la cual «existe una gran necesidad de una tecnología de identificación de engaños más precisa».
El estudio para saber cómo detectar mentirosos, prosiguió la profesora de la Universidad de Tel Aviv, se basa en la suposición de que los músculos faciales se contraen cuando mentimos, «y que hasta ahora ningún electrodo ha sido lo suficientemente sensible para medir estas contorsiones».
El sistema «no es perfecto», afirmaron, pero es mucho mejor que los polígrafos y otros métodos actuales
Para estos experimentos, los investigadores colocaron novedosos stickers con electrodos especiales en dos grupos de músculos faciales: los de las mejillas cerca de los labios y los de las cejas.
Se pidió a los participantes que se sentaran en parejas uno frente al otro, con unos auriculares puestos a través de los cuales se transmitían las palabras «línea» o «árbol».
Cuando el usuario escuchó ‘línea’ pero dijo ‘árbol’ o viceversa, obviamente estaba mintiendo, y la tarea de su compañero era tratar de detectar la mentira. Luego, los dos sujetos cambiaron de roles, señaló el informe.
«Como era de esperar -dijo la universidad en su reporte-, los participantes no pudieron detectar las mentiras de sus parejas con significación estadística».
«Sin embargo, las señales eléctricas entregadas por los electrodos adheridos a su cara identificaron las mentiras con una tasa de éxito sin precedentes del 73 por ciento», destacó.
El profesor Levy reconoció que, en esta etapa inicial del estudio, la mentira utilizada en los experimentos con los voluntarios fue «muy simple». Por lo general, agregó, «cuando mentimos en la vida real, contamos una historia más larga que incluye componentes engañosos y veraces».
El estudio mostró que algunos mentimos con los músculos de las mejillas y otros con los de las cejas
Para el estudio, siguió el profesor, «tuvimos la ventaja de saber qué escuchaban los participantes a través de los auriculares y, por tanto, también saber cuándo estaban mintiendo».
Por lo tanto, utilizando técnicas avanzadas de aprendizaje automático, los expertos «entrenaron» su programa informático para identificar mentiras basadas en señales EMG (electromiografía) provenientes de los electrodos.
Aplicando este método, los investigadores lograron una precisión del 73 por ciento para detectar mentirosos. No es «perfecta pero es mucho mejor que cualquier tecnología existente», subrayó Levy.
Otro descubrimiento interesante, señalaron, fue que las personas mienten «a través» de diferentes músculos faciales: algunos mienten con los músculos de las mejillas y otros con las cejas.