Un equipo de investigadores israelíes creó una nueva tecnología para cultivar los tejidos impresos para trasplantes
Los científicos del Technion se concentraron esta vez en el proceso de cultivo de los tejidos para trasplantes propiamente dicho, en lugar de la primera fase, su «impresión».
Durante la aplicación de esa técnica, también llamada bioimpresión, las células vivas se incrustan en tinta biológica y se imprimen capa sobre capa.
Luego, el tejido impreso crece durante días o semanas hasta que está listo para la impresión.
«Muchos grupos de investigación de todo el mundo están trabajando para mejorar la impresión de tejido, pero la mayoría de ellos se centran en la fase de impresión y el producto inicial», señaló la profesora Shulamit Levenberg, quien encabezó el estudio junto al estudiante de doctorado Majd Machour.
Levenberg destacó que, «sin embargo, la fase de crecimiento del tejido, es decir, el período entre la impresión y el trasplante» en el órgano, «no es menos importante».
Se trata, apuntó de «un período complejo en el que las células impresas se dividen, migran y secretan su matriz extracelular y se unen entre sí para crear el tejido».
Los investigadores se centraron en evitar la contracción desigual del tejido impreso
Uno de los problemas es que en ese complejo proceso, señaló la investigadora israelí, es que los tejidos «tienden a distorsionarse y encogerse de manera descontrolada».

Para enfrentar ese problema, los investigadores del Technion se centraron en evitar la contracción desigual del tejido impreso en las semanas posteriores a la impresión.
La solución se encontró cambiando el medio en el que se imprime y crece el tejido.
El nuevo concepto, «imprimir y crecer», se basa en un elemento creado por los investigadores: CarGrow, un microgel que se usa como soporte en el proceso, hecho principalmente de carragenina y producido a partir de algas rojas.
Según afirmaron desde el Technion, el nuevo baño de soporte conserva el tamaño del tejido después de la impresión y evita que se encoja y pierda su forma.
Este proceso permite la producción fiable y controlada de tejido funcional en el tamaño y forma deseados.
Dado que este material es transparente, permite a los científicos monitorear el desarrollo del tejido a través de imágenes.
Los investigadores de Technion esperan que los resultados del experimento conduzcan al desarrollo de nuevas tecnologías para la bioimpresión.