Científicos de Israel descubrieron dos moléculas que podrían desacelerar, e incluso revertir, los efectos de la incurable y neurodegenerativa enfermedad de Huntington.
En un nuevo estudio, la profesora Rivka Dikstein y su equipo de investigadores del Instituto Weizmann identificaron dos pequeñas moléculas que logran penetrar la barrera hematoencefálica y reducir los niveles de una proteína defectuosa que causa la enfermedad.
Nuevas drogas utilizadas durante el experimento con ratones de laboratorio «no sólo ralentizaron el progreso» del mal de Huntington sino que «incluso revirtieron algunos de sus síntomas», dijeron voceros de la universidad, que tiene su sede en Rehovot, en el centro de Israel.
Los síntomas de la enfermedad de Huntington (movimientos involuntarios leves, torpeza general y aumento de la ansiedad) aparecen con mayor frecuencia alrededor de los 40 años. Se desarrolla con el tiempo y conduce inevitablemente a la muerte.
Esta grave y rara enfermedad neurológica, hereditaria y degenerativa, lleva el nombre de George Huntington, un médico estadounidense que la describió en 1872. Es causada por una repetición excesiva, 36 veces o más, de un segmento de ADN en el gen de la huntingtina.
Desde el Weizmann recordaron que las personas con Huntington suelen tener una copia funcional del gen de la huntingtina y una deficiente, lo que conduce a la creación de proteínas defectuosas que se pegan entre sí y forman un residuo tóxico en el cerebro.
Abordando la raíz del problema
Ese residuo se acumula y daña el cerebro de varias maneras, causando inflamación, frustrando la expresión de genes que son vitales para la supervivencia de las células nerviosas y dañando las centrales celulares llamadas mitocondrias.
Los esfuerzos anteriores para tratar cada mecanismo por separado no fueron suficientemente efectivos, mientras que los medicamentos destinados a abordar la raíz del problema (la huntingtina) encontraron difícil distinguir la proteína defectuosa de la normal.
Un posible rayo de esperanza fue descubierto en el 2019 por la doctora Anat Bahat, investigadora del laboratorio de Dikstein en el Departamento de Ciencias Biomoleculares del Weizmann.
Durante años, el laboratorio realizó investigaciones básicas sobre la Spt5, una importante proteína reguladora que ayuda en la producción de moléculas de ARN mensajero y es especialmente importante en la producción de proteínas implicadas en la inflamación.
Bahat y sus colegas descubrieron que algunas pequeñas moléculas pueden inhibir ciertas funciones del Spt5 sin causar daños significativos a las otras funciones de la proteína.
Luego, los investigadores encontraron tres pequeñas moléculas las que específicamente inhibían la expresión de huntingtina mutada sin dañar la expresión de la huntingtina normal y otras proteínas relacionadas con la inflamación.
Identificando inhibidores
En el nuevo estudio, Bahat dirigió una investigación que examinó diecisiete moléculas con estructuras químicas similares a las que se encontraron en el estudio anterior, con la esperanza de identificar los inhibidores más efectivos de la expresión de la huntingtina mutada.
Utilizando cultivos celulares de un ratón de laboratorio con Huntington, los investigadores identificaron las dos moléculas más efectivas. Luego, probaron las nuevas moléculas en cultivos celulares de pacientes humanos con variados grados de defecto genético.
En todos los casos identificaron una caída significativa en la cantidad de proteína mutante. Al mismo tiempo, no hubo disminución en la expresión de la proteína no mutante, una evidencia de que las nuevas moléculas estaban realizando su trabajo con gran precisión.
El siguiente paso fue probar las dos moléculas en ratones modificados genéticamente que expresaban una versión humana completa del gen de la huntingtina mutante. Un ratón fue tratado a una edad avanzada, cuando ya exhibía claros signos de enfermedad.
Se le aplicó una infusión administrada directamente en la parte dañada del cerebro durante cuatro semanas. El tratamiento redujo la manifestación de la copia mutante del gen y aumentó la proporción de las proteínas saludables relevantes en el área dañada del cerebro.
Con el tratamiento también se logró paliar algo del daño causado por la enfermedad, señalaron desde la universidad israelí. «Aunque el modelo de ratón envejecido simuló la enfermedad en una etapa avanzada -dijo Bahat-, el tratamiento logró hacer retroceder el tiempo hasta cierto punto».
«En estudios de comportamiento -añadió-, observamos niveles reducidos de ansiedad y mejor equilibrio y coordinación en los ratones tratados».
Un camino posible a un tratamiento seguro y efectivo
Administrar directamente una infusión en la region dañada del cerebro requiere un procedimiento quirúrgico complejo que es riesgoso y doloroso para los pacientes. Por eso, se buscó establecer si sería efectivo administrarlo en forma de píldora o mediante una inyección subcutánea.
Los investigadores descubrieron que esos métodos también tuvieron éxito en reducir los niveles de la huntingtina mutante en el cerebro de los ratones y que las moléculas lograron completar el largo viaje desde la boca o la piel al cerebro sin sufrir algún cambio significativo.
Sus características les permiten atravesar la barrera hematoencefálica y entrar directamente en la zona enferma una vez que llegan a destino.
«Mientras que otros tratamientos experimentales requieren cirugía cerebral o espinal repetida, estas moléculas administradas por vía oral o por medio de una inyección podrían allanar el camino a un tratamiento efectivo y seguro de la enfermedad de Huntington», dijo Dikstein.