Una nueva investigación de la Universidad de Tel Aviv descubrió un mecanismo en nemátodos, una especie de «gusanos» muy utilizados en los trabajos científicos, que permite a las células del sistema nervioso (las neuronas) comunicarse con células germinales, las que contienen la información genética que se transmite a futuras generaciones.
La utilización de los nemátodos no es casual y los resultados de la pesquisa tienen gran significado, ya que su genoma contiene prácticamente el mismo número de genes que el genoma humano.
«Estos hallazgos van en contra de una de los dogmas más básicos de la biología moderna, ya que durante mucho tiempo se pensó que la actividad cerebral no tiene impacto en el destino de la progenie», dijo el profesor Oded Rechavi, de la George S. Wise Faculty of Life Sciences y la Sagol School of Neuroscience de la Universidad de Tel Aviv.
Rechavi explicó que ese dogma, conocido como Weismann Barrier o la Segunda Ley de Biología, establece que la información hereditaria sólo se mueve desde los genes a las células del organismo, y nunca al revés. Por lo tanto, precisó, hasta ahora se piensa, o pensaba, que la «información» genética «supuestamente está aislada de las influencias ambientales».
El mecanismo descubierto en los nemátodos (que figuran entre los organismos más estudiados también porque se encuentran en casi todos los hábitats ambientales) es controlado por pequeñas moléculas de ácido ribonucleico (ARN).
«Descubrimos que esas pequeñas moléculas de ARN transmiten información derivada de las neuronas a la progenie e influyen en una variedad de procesos fisiológicos, incluido el comportamiento de búsqueda de alimentos de la progenie», indicó Rechavi, quien lideró la investigación.
Según el estudio, del que son coautores dos de los estudiantes del profesor Rechavi, Rachel Posner e Itai A. Toker, esta es la primera vez que se identifica un mecanismo que puede transmitir respuestas neuronales de una generación a otra.
«El descubrimiento puede tener implicaciones importantes para nuestra comprensión de la herencia y de la evolución», afirmó la Universidad de Tel Aviv.
Toker señaló que en el pasado ya se había detectado que pequeñas moléculas de ARN en estos gusanos «pueden producir cambios a través de las generaciones» de los organismos. «Pero el descubrimiento de una transferencia trans-generacional de información desde el sistema nervioso es como haber encontrado un santo grial», afirmó.
«El sistema nervioso es único en su capacidad para integrar respuestas sobre el medio ambiente, así como respuestas corporales», pero «la idea de que también podría controlar el destino de la progenie de un organismo es impresionante», añadió Toker.
Por su lado, Rechavi destacó que la investigación mostró que «síntesis de pequeños ARN son necesarios para que el gusano pueda sentirse atraído de manera eficiente a olores asociados a nutrientes esenciales», es decir, para que esté condicionado genéticamente para buscar comida.
El fenómeno que provocó ese «condicionamiento» en sus antepasados, terminó influenciando la conducta del gusano «actual», indicó Rechavi.
«En otras palabras -dijo el reporte difundido por la Universidad de Tel Aviv-, los nemátodos que no crearon los ARN pequeños mostraron habilidades defectuosas de identificación de alimentos».
Cuando los investigadores restauraron en el laboratorio la capacidad de los gusanos de producir pequeños ARN en las neuronas, «los nemátodos se movieron hacia los alimentos de manera eficiente una vez más», agregaron.
«Este efecto se mantuvo durante varias generaciones, aunque la progenie no tenía la capacidad de producir ARN pequeños por sí mismos», completó la Universidad en un comunicado.
De todas maneras, «es importante recalcar que todavía no sabemos si alguno de estos descubrimientos se traslada a los humanos», advirtió el profesor Rechavi.
Pero, si es así, entonces estos hallazgos podrían «tener una aplicación práctica en la medicina», especuló el científico.
«Una comprensión más profunda de las formas no convencionales de herencia sería crucial para comprender mejor estas condiciones y diseñar mejores diagnósticos y terapias», concluyó.