Investigadores israelíes están desarrollando una alternativa a los pesticidas que es respetuosa del medio ambiente, se concentra en cortar la «comunicación» entre bacterias y promete reducir el impacto nocivo de las variedades químicas tradicionales.
El blanco sobre el que apunta la investigación del equipo liderado por el profesor Hanoch Senderowitz, de la Universidad Bar-Ilan, y la doctora Iris Yedidia, del Centro Volcani, son los patógenos de las plantas responsables de enfermedades generalizadas de los cultivos.
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Yedidia y Senderowitz están utilizando métodos avanzados de modelado molecular para identificar compuestos capaces de atacar proteínas clave en esos patógenos vegetales.
Se trata de compuestos que inhiben la virulencia de los patógenos sin destruir los microorganismos, lo que reduce el riesgo de resistencia a los antibióticos y minimiza el daño ambiental, explicaron desde la Universidad Bar-Ilan.
Un enfoque clave de este trabajo es la disrupción del fenómeno conocido como quorum sensing (QS, o detección de quórum) de las bacterias, un mecanismo de comunicación que les permite «coordinar» los ataques a las plantas.
Bacterias letalmente comunicadas
El QS se origina a través de la producción, liberación y detección de señales químicas llamadas autoinductores, que se acumulan a medida que aumenta la población celular.
Ese mecanismo permite a las bacterias regular la expresión génica y ajustar su comportamiento, a menudo para obtener beneficios colectivos como la formación de biopelículas, la virulencia o la resistencia a los antibióticos.

Al concentrarse en esa «comunicación», el equipo de científicos busca prevenir los ataques bacterianos virulentos sin depender de productos químicos nocivos y reducir los efectos de las enfermedades sin riesgo de desarrollar, precisamente, cepas resistentes a los antibióticos.
Senderowitz expresó su confianza en que los bactericidas «que estamos desarrollando pronto estarán listos para su uso comercial».
«Nuestro objetivo -remarcó- es contar con una alternativa viable y sostenible a los pesticidas tradicionales que no solo proteja los cultivos, sino que también contribuya a la salud general de nuestros ecosistemas».
«Altamente peligrosos»
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los plaguicidas pueden ser «altamente peligrosos» y causar efectos tóxicos agudos o crónicos, además de plantear «riesgos específicos para los niños».
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El uso extendido de estos productos «causa problemas de salud y muertes en muchas partes del mundo, por lo general como consecuencia de la exposición laboral y la intoxicación accidental o deliberada», afirma la OPS.
Además, completa la organización, la contaminación ambiental «también puede llevar a la exposición humana» a los pesticidas, a causa del «consumo de restos de plaguicidas en los alimentos y, posiblemente, en el agua potable».