Un estudio de investigadores de la Universidad de Tel Aviv confirmó que, a diferencia de los humanos, existe otra criatura del reino animal, en este caso un insecto, que puede consumir mucho alcohol sin embriagarse y sin generar efectos dañinos en su organismo.
Entre los animales que se sabe que consumen alcohol se encuentran las moscas de la fruta, que sí muestran signos de intoxicación por alcohol, incluso en concentraciones relativamente bajas.
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Y también las musarañas, unos simpáticos mamíferos nativos del este de Asia que se alimentan de frutas maduras ricas en alcohol.
Las musarañas, también conocidas como tupayas, llegan a mostrar síntomas como hígado graso y otros efectos indicativos de alcoholismo después de consumir bajas concentraciones de alcohol de forma continua durante varios días.
Obviamente estos insectos y mamíferos no concurren habitualmente a bares para tomarse unos tragos: el alcohol se produce comúnmente en la naturaleza mediante la descomposición de azúcares por levaduras y bacterias, que se encuentran principalmente en frutas maduras y néctar.
Aunque el alcohol contiene casi el doble de energía que el azúcar, es tóxico para la mayoría de los animales (incluidos los humanos) si se consume ocasionalmente y, especialmente, si se consume de forma crónica.
Para los humanos, un negocio billonario
Hablando de los humanos… baste decir que el negocio de las bebidas alcohólicas tanto en casa como en bares y restaurantes apunta a alcanzar la friolera de 1,66 billones (sí, billones) de dólares para el 2024, según estadísticas recogidas por el sitio Statista.
Los humanos domesticaron la uva para vino hace unos 10.000 años y, en comparación con otros animales, podemos tolerar y, a menudo, disfrutar el consumo de cantidades relativamente altas de alcohol.
Sin embargo, como sabemos, el alcohol tiene importantes efectos sobre el comportamiento, la cognición y, por supuesto, la salud, con un sinfín de enfermedades relacionadas con su consumo.
Frente a musarañas y humanos, hay otro animal que parece haber encontrado, a través de eras de evolución, la manera de procesar el alcohol y jamás «embriagarse».
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Los investigadores revelaron que el avispón oriental es el único animal conocido en la naturaleza capaz de consumir alcohol de forma crónica y en altas concentraciones sin casi efectos negativos en su salud o esperanza de vida.
«Es un animal extraordinario que no muestra signos de intoxicación o enfermedad incluso después de ingerir grandes cantidades de alcohol», señaló la líder del estudio, la doctora Sofia Bouchebti, del laboratorio del profesor Eran Levin en la Facultad de Zoología de la universidad israelí.
Cómo descomponer el alcohol
Para esta investigación, el equipo de Bouchebti probó la capacidad del avispón oriental para consumir alcohol (incluso mucho) y descomponerlo.
La investigadora explicó que estos avispones almacenan naturalmente levaduras en su sistema digestivo, «lo que les proporciona un entorno único» que permite que esos fermentos se desarrollen y reproduzcan, «creando nuevas cepas».
Al parecer, señaló el estudio -cuyos resultados fueron publicados en la revista PNAS-, durante el proceso digestivo los avispones transfieren levaduras a las frutas que consumieron, lo que contribuye indirectamente a la producción de una especie de vino.
Para el experimento, los investigadores etiquetaron el alcohol consumido por los avispones con un isótopo de carbono pesado.
A medida que el alcohol se metaboliza, «se descompone en dióxido de carbono, que se exhala», apuntó Bouchebti. Al medir la cantidad de dióxido de carbono emitido, precisó, «pudimos estimar la velocidad a la que se descomponía el alcohol», aunque fuera mucho.
Los hallazgos fueron «muy sorprendentes», dijo la investigadora. «Nos asombró ver la rápida velocidad a la que los avispones metabolizaban el alcohol», sentenció.
¿Avispones ebrios?
En la siguiente etapa, los académicos buscaron determinar si el avispón oriental llega a intoxicarse alguna vez. ¿El aumento del consumo de alcohol afecta su comportamiento, provocando, por ejemplo, agresión, o afectando su capacidad de construir nidos?, se preguntaron.
También en este caso los resultados fueron sorprendentes: incluso con el consumo de altas concentraciones (80 por ciento de alcohol como única fuente de nutrición) no se observó ningún efecto notable en el comportamiento de los avispones.
Ya en la fase final del estudio, probaron si el alcohol tenía algún impacto en la vida y la salud de los estos insectos. Una vez más, se sorprendieron al descubrir que no se encontraron diferencias entre la esperanza de vida de los avispones que consumieron solo alcohol durante toda su vida (tres meses) y aquello que consumieron agua azucarada.
Un análisis bioinformático del genoma del avispón oriental, realizado por la profesora Dorothee Huchon, descubrió que el avispón posee varias copias del gen responsable de producir la enzima que descompone el alcohol, recordaron desde la Universidad de Tel Aviv.
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«Esa adaptación genética puede estar relacionada con su increíble capacidad para procesar el alcohol», aportó el profesor Levin.
Con un 5,3 por ciento de las muertes en el mundo relacionadas con el consumo de alcohol, concluyó el profesor israelí, «creemos que, tras nuestra investigación, los avispones orientales podrían usarse para desarrollar nuevos modelos para estudiar el alcoholismo y el metabolismo del alcohol».