En pocas décadas, el cultivo de soja se convirtió en una de las máximas estrellas del mercado de las legumbres y los alimentos en general, pero la expansión a incontables campos de cultivo en todo el mundo tuvo sus costos: los rendimientos crecieron en un 60 por ciento pero el nivel de proteínas quedó estancado en el 35 por ciento
Una empresa israelí quiere cambiar eso a niveles masivos, a través de un sistema patentado de algoritmos y técnicas de cultivo que permite producir soja con un 58 por ciento de proteínas.
«Eso es un 50 por ciento más alto que los actuales estándares de la industria», afirmó Itay Dana, director de marketing de Equinom, la empresa israelí basada en el kibutz Givat Brenner, en el centro del país, no muy lejos de Tel Aviv.
Los datos sobre rendimiento y proteínas de la soja son de la Soybean Export Council de Estados Unidos y son los resultados de un estudio que analizó datos desde 1986.
«Las prácticas tradicionales de mejoramiento se han centrado principalmente en el alto rendimiento, pero los rasgos de especialidad son ahora la tendencia de la demanda de las empresas de alimentos», afirmó Dana.
Hasta ahora, explicaron expertos del sector, la soja no manipulada genéticamente estuvo atada a inconsistencias de rendimiento que expusieron a los productores a fracasos de temporada de cosechas más allá de su control.
Estos problemas -agregaron- se agravaron todavía más por las limitaciones en la variedad de semillas, el conocimiento agrícola y los recursos tecnológicos para garantizar el rendimiento del cultivo.
Por otro lado, la falta de diálogo entre los consumidores (compañías de alimentos) y sus proveedores (comerciantes, agricultores y compañías de semillas) ha impedido el progreso a lo largo de la cadena de suministro, explicaron.
«A pesar de los muchos comentarios que rodean la alta funcionalidad de la soja no modificada genéticamente y otras legumbres, granos y semillas» esa calidad de soja «todavía está en su infancia, y representa solo el 7 por ciento del mercado total», reconoció Dana.
A todo esto se suman los cambios en la alimentación a nivel global, en particular la creciente sustitución de los productos a base de carne animal por otros preparados en base a vegetales.
Pero el problema que todavía impide una explosión definitiva de ese recambio es que los alimentos en base a vegetales no tienen la «textura» de los millones de consumidores acostumbrados a sus comidas hechas a base de carnes.
«Los consumidores buscan opciones sin sacrificios de animales, pero no a expensas del sabor y la textura», señaló Sigal Meirovitch, al frente del departamento de Desarrollo de Proteínas de Equinom.
Frente a este panorama, la empresa israelí afirma que su tecnología de mejoramiento computarizado llegó «para cambiar las reglas del juego para las compañías de alimentos, impulsando al mercado con productos ricos en proteínas, sabrosos y de origen vegetal».
El algoritmo patentado de la compañía y las técnicas de mejoramiento «mapean características precisas de cultivos genómicos para convertirlas en atributos altamente deseables». añadieron.
El sistema, continuaron, «se basa en la carga de proteínas, el sabor, la textura y la composición nutricional dirigidas a aplicaciones prioritarias como los aislados de leche de soja, tofu, ‘natto’ fermentado, miso y proteína de soja».
«Nosotros trabajamos directamente con compañías de alimentos e ingredientes para capturar sus requisitos específicos, al tiempo que demostramos todo el potencial de la soja y su amplia flexibilidad, como se demuestra en la vasta línea de germoplasma de semillas de soja que nuestra compañía ha generado a partir de años de reproducción», explicó Dana.
El programa de mejoramiento de alta resolución de Equinom «se está haciendo cargo de este sector agroindustrial, marcando el comienzo de una nueva era más rentable, y las compañías de alimentos ya están cosechando los beneficios», concluyó el ejecutivo israelí.