Un científico de la Universidad Ben-Gurion del Negev, en el sur de Israel, fue invitado por la agencia espacial estadounidense NASA para escuchar su idea sobre un cuestión fundamental en la nueva carrera espacial: cómo alimentar de energía las futuras colonias en la Luna
El profesor Jeffrey Gordon desarrolló un sistema que, en teoría, puede proveer la energía para una colonia lunar a través de la instalación de paneles fotovoltaicos alrededor de un anillo latitudinal de 360 grados cerca de un polo del satélite natural de la Tierra.
Junto a otras agencias internacionales, la NASA está de nuevo en el camino hacia el espacio, con proyectos de viajes a Marte y de bases permanentes en la Luna, entre otros.
De hecho, es posible que este mes finalmente se lance el primer vehículo de la histórica misión Artemis, que en algún momento en el futuro cercano llevará nuevamente astronautas a la Luna. (El proyecto cuenta con una importante participación israelí).

Pero estos programas de colonización lunar necesitan resolver un asunto fundamental, el de la alimentación energética de los asentamientos. La provisión deberá ser renovable, porque es económicamente inviable hacerlo desde nuestro planeta.
En la Luna, la energía solar es la única energía renovable disponible.
El principal desafío, reconocen desde la NASA, es abastecer en forma integral al principal consumidor de energía: las plantas que necesitan producir continuamente (24/7, los 365 días del año), miles de toneladas de oxígeno.
El oxígeno es necesario para mantener la vida humana en la Luna y para propulsar cohetes
¿Para qué se necesitan esos enormes volúmenes de oxígeno?
No es solamente para que respiren los astronautas: ese elemento es vital también para propulsar vehículos hacia otros planetas (resolviendo de paso el dilema de la «tiranía de las ecuaciones de los cohetes») y para reabastecer de combustible de satélites en órbita.
Una gran parte de ese desafío gira alrededor del hecho de que cualquier sitio de la Luna pasa, en promedio, la mitad del periodo de rotación lunar de 29,5 días, en la oscuridad.
A partir de sus investigaciones, el profesor Gordon, del Departamento de Energía Solar y Física Ambiental de la Universidad Ben-Gurion, propuso que los paneles fotovoltaicos capturen energía solar en el anillo cerca del polo y la transmita a plantas operativas en la Luna que producirán el oxígeno.

«Mi solución -explicó Gordon- tiene una masa especifica muy inferior a la de todas las otras alternativas propuestas hasta ahora, es decir, una cifra récord de kg/kw, un dato clave para que las instalaciones sean asequibles y viables».
La estrategia «es más de un factor de 100 mejor que la solar con almacenamiento de energía -continuó-. Además es, al menos, un factor de 6 superior a la solución actual contemplada por la NASA de reactores nucleares que impulsen turbinas y generadores convencionales».
Gordon, quien presentará sus ideas en agosto próximo en el Centro de Investigación Glenn en Cleveland, Ohio, dijo que los científicos de la NASA «expresaron su disposición para replantear su plan de alimentar las colonias lunares con energía nuclear en lugar de la energía solar».
Para conocer más sobre el trabajo de profesor Gordon se puede leer, en inglés, un reporte publicado en la revista especializada Renewable Energy.