Investigadores de la universidad israelí Bar-Ilan confirmaron una conexión entre el uso de medicamentos para tratar el síndrome de déficit de atención con hiperactividad (ADHD) en la niñez y una mayor posibilidad de consumir antidepresivos en la adolescencia
La investigación fue llevada a cabo sobre una base de datos de la aseguradora médica Clalit que cubrió doce años de tratamientos y prescripciones.
El muestrario, de 6.830 niños, abracó diversos sectores sociales de Israel, desde nativos a inmigrantes, y ciudadanos judíos y no judíos, entre otras variables.
Según recordaron los científicos de la Bar-Ilan, el ADHD (por su sigla en inglés, o TDAH, por su sigla en español) «es uno de los diagnósticos psiquiátricos más comunes entre niños y adolescentes en todo el mundo».
La atención estándar para el ADHD «generalmente incluye el tratamiento a largo plazo con estimulantes, como medicamentos a base de metilfenidato (MPH)», entre ellos el Ritalin, destacaron.
Teniendo en cuenta la gran escalada mundial en el volumen de prescripciones de medicamentos basados en MPH para tratar este síndrome, en especial entre niños y adolescentes, los expertos del sector vienen señalando desde hace algún tiempo una creciente preocupación por las consecuencias de «la alta prevalencia, la larga duración y la edad temprana» en que se inicia el tratamiento con este tipo de drogas.
Hasta hace pocos años se daba por descontado que la utilización de medicinas del tipo del Ritalin en la infancia ayudaba también a prevenir la depresión en los años de la adolescencia.
Pero esa idea se está diluyendo frente a nuevos estudios y argumentos «contra-intuitivos» que sugieren precisamente lo contrario, señaló la investigación, de la que participaron también expertos de Clalit y del hospital psiquiátrico Geha.
Por ejemplo, un reciente estudio de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) llegó incluso a admitir que los niños tratados con medicamentos en base a MPH eran mucho más propensos a desarrollar en la adolescencia cuadros de abuso de sustancias, como alcohol y marihuana.
Los expertos de la UCLA aseguraron que no encontraron «ninguna asociación entre el uso de medicamentos como Ritalin y el futuro abuso de alcohol, nicotina, marihuana y cocaína».
De todas maneras, en todos los casos, «los padres deben consultar con el médico que prescribe» medicamentos del tipo Ritalin «sobre los posibles efectos secundarios y los riesgos a largo plazo», dijo Steve S. Lee, profesor asociado de psicología de la UCLA y autor principal del estudio, difundido en el 2013.
«Decir que todos los padres deben preocuparse por el uso de medicamentos estimulantes para sus hijos es una afirmación sobreentendida», añadió Lee.
«Los padres deben tener la conversación con el médico» porque, «al igual que con otros medicamentos, existen posibles efectos secundarios, y el paciente debe ser evaluado cuidadosamente para , por ejemplo, determinar la dosis adecuada», completó Lee.
Ahora, el estudio de la Bar-Ilan habría confirmado, por su lado, una conexión entre el uso de medicamentos en base a MPH y un mayor riesgo de tener que recurrir a sustancias para controlar la depresión en los años de la adolescencia.
Los investigadores israelíes tomaron muestras de todos los niños a los que se les prescribió por primera vez medicamentos basados en MPH entre las edades de 6 y 8 años y luego registraron la «adherencia» individual a esos medicamentos.
Para detectar esa «adherencia» (estar al día con los remedios y seguir adelante con el tratamiento), se hizo un seguimiento de cuántos meses se compró el medicamento en relación con la cantidad recetada, hasta la edad de 12 años.
«Se encontró que los niños con alta adherencia (por encima del 50%) tenían un riesgo significativamente mayor de ser recetados con antidepresivos entre las edades de 12-18, después de controlar los factores de riesgo individuales, como el uso de antidepresivos por parte de los padres», indicó el reporte del Bar-Ilan.
«Los padres, los médicos y los maestros deben ser conscientes de que el consumo prolongado de medicamentos a base de MPH a partir de estas edades puede predecir el uso posterior de antidepresivos», explicó el doctor Nir Madjar, de la Churgin School of Education de la Universidad Bar-Ilan, quien condujo el estudio.
«Nuestros descubrimientos -añadió- subrayan la importancia de un seguimiento sistemático para todos los niños que iniciaron el tratamiento con MPH antes de la edad de 8 años y siguieron adelante» con esa terapia.
La investigación concluyó que, «si bien es probable que una mayor adherencia» a medicamentos en base a MPH «se asocie con un mayor efecto beneficioso sobre los síntomas del ADHD, «la desregulación emocional y conductual subyacente entre los niños sintomáticos aún puede estar presente durante la adolescencia, como lo refleja el aumento de los medicamentos antidepresivos» en esa etapa.