Científicos del Instituto Weizmann, de Israel, llevaron a cabo un estudio que mostró detalles hasta ahora poco conocidos del «eje del estrés», y cómo esta reacción va creando complejas alteraciones en su recorrido órgano por órgano
El estrés crónico es una condición predominante en estos tiempos. A corto plazo, nuestras mandíbulas o estómagos pueden apretarse y, a largo plazo, el estrés puede provocar enfermedades metabólicas y acelerar aquellas del envejecimiento, además de provocar trastornos psicológicos graves.
Las manifestaciones físicas del estrés se originan en el cerebro y se mueven a lo largo de un llamado «eje del estrés» que termina en las glándulas suprarrenales, que luego producen la hormona cortisol que puede generar cambios en las células y órganos a través del tiempo.
Investigadores del Weizmann y del Instituto de Psiquiatría Max Planck, de Alemania, utilizaron una nueva tecnología para observar todo el «eje del estrés» como nunca antes se había visto.
Sus hallazgos fueron publicados en Science Advances y pueden ser relevantes para tratar enfermedades relacionadas con el estrés, desde la ansiedad y la depresión hasta el síndrome metabólico y la diabetes.
Aquella nueva tecnología permite a los investigadores identificar diferencias entre todos los tipos de células de un tejido. Según explican desde la universidad israelí, este método «es algo así como identificar las frutas individuales en un tazón de ensalada de frutas», en lugar de los métodos estándar de convertir esa ensalada de frutas en un «batido» y luego tratar de identificar las características promedio de todas las frutas juntas.
Fue así que el equipo trazó un mapa de toda la longitud del «eje de estrés», comprobando las actividades de numerosas células individuales a lo largo de su recorrido. Y realizaron este análisis en dos grupos de ratones: uno sin estrés y otro expuesto a estrés crónico.
En total, el equipo mapeó 21.723 células a lo largo de los tres puntos en ese eje y compararon sus hallazgos de los dos grupos de ratones. Observaron que a medida que el «mensaje» de estrés pasaba de un órgano a otro, la expresión génica en las células y en los tejidos mismos experimentaba cambios mayores.
Los expertos encontraron sesenta y seis genes que estaban alterados entre ratones normales y estresados en el hipotálamo, 692 en la pituitaria y la friolera de 922 en las suprarrenales, glándulas que pueden cambiar su tamaño visiblemente bajo la exposición al estrés crónico.
Fue allí donde los investigadores notaron las alteraciones más significativas entre las diversas células.
La resolución sin precedentes de la técnica permitió a los investigadores identificar, por primera vez, una subpoblación de células suprarrenales que pueden desempeñar un papel crucial en la respuesta y adaptación al estrés. Estas eran células endocrinas ubicadas en la capa externa o corteza suprarrenal, explicaron los expertos del Weizmann.
Entre otras cosas, el equipo identificó un gen, conocido como Abcb1b, y descubrió que estaba sobreexpresado en estas células en situaciones de estrés. Este gen codifica una bomba en la membrana celular que expulsa sustancias de la célula, y los científicos creen que desempeña un papel en la liberación de cortisol.
«Si se crean hormonas de estrés adicionales, la célula necesita válvulas de liberación adicionales para dejar ir esas hormonas», señaló el doctor Juan Pablo López, uno de los encargados del estudio.
Es bien sabido que el estrés crónico puede afectar en última instancia a todas las partes del cuerpo y abrir la puerta a numerosos problemas de salud.
Este nuevo estudio, debido a que analiza todo el eje, por un lado, y lo ha mapeado hasta el patrón de expresión génica de sus células individuales, por otro, debería proporcionar una gran cantidad de nueva información y comprensión de los mecanismos detrás del circuito de tensión en el cuerpo.
«La mayor parte de la investigación en este campo se ha centrado en los patrones de estrés crónico en el cerebro», destacó el profesor Alon Chen, presidente del instituto.
«Además de presentar un posible nuevo objetivo para el tratamiento de las enfermedades que surgen del estrés crónico, los hallazgos de este estudio abrirán nuevas direcciones para futuras investigaciones», completó.