Seis estudiantes con discapacidades intelectuales se recibieron como licenciados a través de un programa especial de empoderamiento de la Facultad de Educación de la Universidad Bar-Ilan, en Israel.
Los graduados son «seis personas ejemplares con versatilidad cognitiva, llenos de coraje, determinación y gran alma», afirmó la primera dama israelí, Mihal Herzog, durante la ceremonia esta semana en la universidad, que tiene su sede en Ramat Gan, en la zona de Tel Aviv.
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En efecto, los seis estudiantes son un ejemplo de perseverancia y creatividad, comenzando por Ruti Bar-Or, de 46 años, de Jerusalén.
Ruti, que tiene síndrome de Down, escribe poemas e historias y lleva un diario personal. Ella ve como una misión su trabajo como conferenciante para personas con necesidades especiales.
Tomer Gad-Barak, de 35 años, es de de Petaj Tikva, y tiene parálisis cerebral leve. Sus lemas de vida, contaron desde la universidad, son «no digas nada que no se pueda oír» y «si no entiendo algo, me esfuerzo hasta entenderlo».
«Las personas tímidas pueden aprender»
También recibió su diploma Oded Naftali, de 34 años y residente de Rishon Lezion. Sirvió en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y recibió una medalla de soldado destacado del presidente en el 2018.
¿El mensaje de Oded, que tiene síndrome de Down? Incluso «las personas tímidas pueden aprender». El ex soldado recordó durante la ceremonia: «vine a la universidad para aprender. Era un poco tímido y poco a poco lo superé. Lo que no entendía lo preguntaba«.
Por su parte, Hofit Gilad, de 41 años y de Ramat Gan, mamá de una niña (Abigail) «es buena con los números y tiene un gran conocimiento de ciertos conceptos básicos de estadística», señalaron desde la Bar-Ilan.
Ella también tiene un lema que la conduce: «el progreso en la vida es el progreso en el conocimiento».
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En Kfar Saba vive Henia Greengarten, de 42 años. Ella es voluntaria en jardines preescolares y estudia bibliotecología con el objetivo de eventualmente trabajar con niños en una biblioteca pública.
Desde pequeña Henia -que padece síndrome de Kabuki- fue consciente de ser diferente y del significado que eso tiene. Al mismo tiempo, siempre vivió bajo el concepto de que todos los seres humanos nacen «diferentes pero iguales».
Rompiendo estereotipos
Lior Shmualevitz, de 35 años y de Hod Hasharon, también se convirtió en licenciada universitaria. Ella, contaron los voceros de la universidad, tiene síndrome de Williams y se destaca por estar «abierta a aceptar a las personas sin importar su raza, nacionalidad o discapacidad».
Además, apuntaron, «le gusta hablar de su síndrome porque sabe lo difícil que es para las personas y familias con discapacidad abrirse» y dar a conocer detalles de sus vidas.
Henia, Lior, Ruti, Tomer, Oded y Hofit recibieron en la noche del miércoles una licenciatura multidisciplinaria en Ciencias Sociales del Proyecto de Empoderamiento de la universidad.
El proyecto, un programa único en su tipo, fue establecido por la profesora Hefziba Lifshitz y se basa en una teoría sobre «compensación» de las edades.
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Según la académica israelí, la edad cronológica, a diferencia de la edad mental, juega un papel importante en la determinación de la capacidad cognitiva de los adultos con discapacidad intelectual.
«Estos estudiantes -aseveró Lifshitz- lograron romper estereotipos, romper el techo de cristal y, en contra de la sabiduría convencional, se graduaron por primera vez, obteniendo un título después de diez años de estudio».
Dirigiéndose a los estudiantes en una ceremonia previa a la graduación, Lifshitz les dijo: «se puso una meta y ustedes la alcanzaron».