Investigadores del Instituto Weizmann, de Israel, estudiaron cientos de miles de análisis de sangre y confirmaron que, tal como vienen afirmando desde hace siglos la literatura, la música y la poesía, las hormonas humanas «saben» cuando es invierno, verano o primavera
«No es tan sorprendente que nuestras hormonas tengan ciclos estacionales», señaló el profesor Uri Alon, del Departamento de Biología Celular Molecular del instituto y uno de los encargados del estudio.
Muchos animales que viven en climas templados «tienen ciclos fuertes y, por ejemplo, todos dan a luz en la misma estación», dijo el experto. En la universidad, continuó, «creemos que nuestros sistemas hormonales tienen ‘puntos de ajuste’ que producen picos, por ejemplo, en el estrés o las hormonas reproductivas».
Podría tratarse, estimó, de «adaptaciones que evolucionaron para ayudarnos a hacer frente a los cambios estacionales en nuestro entorno».
Durante el estudio, al analizar los datos sobre varios tipos de hormonas en millones de análisis de sangre de personas entre 20 y 50 años, los investigadores descubrieron que algunas de ellas alcanzan su punto máximo en invierno o primavera, y otras en verano.
Los investigadores rastrearon once hormonas diferentes, incluido el cortisol (una hormona del estrés liberada por las glándulas suprarrenales), una hormona tiroidea, hormonas de reproducción y basadas en el sexo y una del crecimiento producida en el hígado.
En promedio, explicaron desde la universidad israelí, todas estas hormonas exhibieron picos y caídas durante el año con una variación estacional de alrededor del 5 por ciento, pero la sorpresa fue la forma en que algunas alcanzaron su punto máximo en diferentes momentos.
Por ejemplo, las hormonas testosterona y estradiol, una más prevalente en los hombres y la otra en las mujeres, se mostraron fuertemente relacionadas entre sí. Es efecto, en los hombres, la testosterona alcanzó su punto máximo en enero y nuevamente, aunque un poco más bajo, en agosto, mientras que, entre las mujeres, el estradiol siguió el mismo patrón.
Por lo tanto, el hecho de que se conciban más niños en determinadas estaciones puede tener más que ver con el equilibrio hormonal que con las románticas flores en los campos, dijeron los científicos del Weizmann.