Las autoridades de Israel anunciaron un plan para rescatar el Mar de Galilea, un escenario fundamental de la vida de Jesús y en el corazón del sistema hídrico del país, completando su volumen con agua desalinizada proveniente del Mediterráneo
El mar, que en realidad es un lago y se lo conoce también como Tiberíades o Kineret, se encuentra desde hace décadas amenazado por el cambio climático, las lluvias irregulares y el abuso en el aprovechamiento de sus aguas.
Ubicado en el norte del país y alimentado por el río Jordán, muchos de los momentos más importantes de la vida de Jesús ocurrieron frente al Mar de Galilea, desde su relación con varios de los apóstoles hasta el Sermón de la montaña, que habría pronunciado desde una colina sobre el Kineret.
Ahora, el gobierno israelí está poniendo a punto este programa para que el lago tenga otra vez un volumen de agua más previsible y menos sujeto a los cambios en el clima.
Por ejemplo, a principios de este mes de abril, el Kineret se acercó a su umbral superior de la llamada «línea roja», apenas 32 centímetros por debajo de su capacidad máxima, un nivel que no alcanza desde hace tres décadas.
Al comentar esa noticia, el diario Times of Israel recordaba que los niveles de agua del Mar de Galilea «han experimentado altibajos dramáticos y peligrosos en los últimos años» y que, «hace sólo seis años, la situación era extremadamente sombría».
Afirman que se trata de «un nuevo desafío casi bíblico»
Con estas preocupaciones a cuestas, los ingenieros israelíes desarrollaron un proyecto para bombear excedentes de agua marina desalinizada para rellenar «el legendario mar de Galilea», según lo describió un reporte de la agencia France Presse (AFP).
Se trata, describió el reporte, de «un nuevo desafío casi bíblico» para el gobierno de Jerusalén.
El proyecto para rescatar a este famoso lago de agua dulce, ubicado 200 metros bajo el nivel del mar, «usará una compleja red de canalizaciones, túneles y estaciones de bombeo instaladas en los años 1960», añadió el artículo de la agencia.
Un investigador del servicio meteorológico israelí, Noam Halfon, explicó que el plan es más que necesario, si se tiene en cuenta que la temperatura en la zona aumentó dos grados Celsius en las últimas dos décadas.
Entrevistado para el informe, Halfon apuntó que a eso se sumó un incremento en los casos de sequía en el norte del país entre los años 2014 y 2018, que contribuyeron en ese periodo a hacer caer el nivel de las aguas en el Tiberíades.
Con el plan «podremos elevar el nivel del lago de Tiberíades, que se convertirá en una reserva operativa»
«Algunos modelos -añadió el experto- predicen que tendremos menos precipitaciones en general, una bajada del 10 al 15 por ciento a partir de la segunda mitad del siglo XXI».
Por su parte, Ziv Cohen, un ingeniero de la compañía nacional de agua de Israel (Mekorot) que supervisa parte de las obras, le dijo a la AFP que «cuando el agua circule por la canalización aportando el excedente de las plantas de desalinización» en el centro de Israel, «podremos elevar el nivel del lago de Tiberíades, que se convertirá en una reserva operativa».
Con un presupuesto de mil millones de shekels, unos 310 millones de dólares), el proyecto permitirá «de ahora a finales de año invertir la tendencia y revivir de algún modo esta antigua presa natural», completó el artículo.
Desde Mekorot recuerdan, además, que el Kineret «siempre ha sido un activo nacional», y que este plan, al que presentan como «único», servirá para preservar «su importancia para la economía del agua y la paz entre vecinos en el Medio Oriente».