Una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Tel Aviv reconstruyó campos geomagnéticos en varios sitios arqueológicos en Israel y obtuvo resultados asombrosos
Los estudios mostraron que la ciencia confirma relatos bíblicos, al menos en los casos de las campañas militares egipcias, arameas, asirias y babilónicas contra los reinos de Israel y Judá narradas en el Antiguo Testamento.
«Basándonos en la similitud o diferencia en la intensidad y dirección del campo magnético, podemos corroborar o desaprobar las hipótesis que afirman que sitios específicos fueron incendiados durante la misma campaña militar», explicó el estudiante de doctorado Yoav Vaknin.
«Además -añadió-, hemos construido una curva de variación de la intensidad del campo a lo largo del tiempo que puede servir como herramienta de datación científica, similar al método de datación por radiocarbono».
El campo magnético terrestre se extiende desde el núcleo interno de la Tierra hasta el espacio. Por su parte, la datación que se basa en las características de ese campo, conocida como arqueomagnetismo, se basa en dos fenómenos fundamentales.
Por un lado, que el campo geomagnético varía en el espacio y en el tiempo, y por otro que hay ciertos componentes en los materiales arqueológicos, como los minerales ferromagnéticos, capaces de registrarlo.
Con esas herramientas, los investigadores pueden encontrar información a partir de hallazgos arqueológicos que contienen minerales magnéticos que, al calentarse o quemarse, registran el campo magnético en el momento del incendio.
La investigación fue llevada a cabo por expertos de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Universidad de Tel Aviv
De ese modo, por ejemplo, en un estudio realizado en el 2020, un equipo de científicos reconstruyó el campo magnético tal como era el día 9 de Av del año 586 antes de la era común, la fecha hebrea de la destrucción del primer Gran Templo y de la ciudad de Jerusalén por Nabucodonosor y su ejército babilónico.
Ahora, utilizando los objetos arqueológicos desenterrados durante varias décadas en diecisiete sitios en Israel, junto con la información histórica de las inscripciones antiguas y los relatos bíblicos, los investigadores pudieron reconstruir los campos magnéticos registrados en 21 capas de destrucción.
En uno de los casos, los expertos se ocuparon de la destrucción de Gath (la ciudad de los filisteos identificada actualmente como Tel Tzafit, en las colinas de Judea) por Hazael, rey de Aram-Damasco.
Diversos métodos de datación habían ubicado este hecho alrededor del 830 antes de la era cristiana, pero no lograron comprobar que Hazael fuera también el responsable de la destrucción de Tel Rehov, Tel Zayit y Horvat Tevet.
El nuevo estudio identificó una sincronización estadística plena entre los campos magnéticos registrados en todos esos cuatro sitios en el momento de la destrucción y presentó un argumento muy consistente para afirmar que fueron devastadas durante la misma campaña militar.
Por otra parte, el nivel de destrucción de Bet Shean, que registra un campo magnético totalmente diferente, refuta la hipótesis predominante de que también fue destruida por Hazael.
Los datos magnéticos de Bet Shean indican que esa ciudad, junto a otros dos sitios del norte de Israel, fue probablemente destruida entre 70-100 años antes, un dato que podría corresponder a la campaña militar del faraón egipcio Sheshonq.
Los expertos confirmaron, por ejemplo, que los babilonios no fueron los únicos responsables de la caída del reino de Judea
Justamente, la campaña de Sheshonq es descripta en la Biblia hebrea y en una inscripción en un muro del templo de Amón en Karnak, Egipto, que menciona Bet Shean como una de sus conquistas.
Uno de los hallazgos más interesantes revelados por el nuevo método de datación, tiene que ver con el final del Reino de Judá, un tema que es «ampliamente debatido» en la comunidad científica, recordó el profesor Erez Ben-Yosef, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv y uno de los supervisores del proyecto.
Algunos investigadores, basándose en evidencias arqueológicas, «argumentan que Judea no fue totalmente destruida por los babilonios», teniendo en cuenta que mientras que Jerusalén y las ciudades fronterizas de las colinas dejaron de existir, otras ciudades, en el Negev y en las montañas del sur del reino, «permanecieron casi intactas», señaló Ben-Yosef.
El profesor israelí apuntó que, «ahora, los resultados magnéticos avalan esta hipótesis, señalando que los babilonios no fueron los únicos responsables de la desaparición» del reino de Judea.
Varias décadas después de que arrasaran el Primer Gran Templo, continuó el profesor, algunos sitios del Negev que habían sobrevivido a la campana babilónica «fueron destruidos, probablemente por los edomitas, quienes se aprovecharon de la caída de Jerusalén».
«Esa traición y la participación en la destrucción de las ciudades que sobrevivieron -estimó el investigador- puede explicar por qué la Biblia hebrea manifiesta tanto odio hacia los edomitas«, como se puede ver, por ejemplo, «en la profecía de Obadiah».
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, de Estados Unidos, y se puede consultar, en inglés, haciendo click aquí.