La historia comenzó en 1880, cuando un sacerdote católico halló en Puerto Rico unas 800 estatuillas con extraños caracteres grabados en piedra que durante mucho tiempo se atribuyeron a las Diez Tribus Perdidas de Israel
Más adelante tuvo un capítulo en la Universidad de Haifa, adonde se confirmó la antigüedad de la colección pero no se terminó de resolver el misterio
Conocida como la Biblioteca de Agüeybaná, la colección de figuras fue descubierta por el padre José María Nazario en el municipio puertorriqueño de Guayanilla.
Las piedras, con sus extraños caracteres grabados, parecían salidas de un remoto pasado precolombino o llegadas de otras regiones del mundo.
De hecho, una de las teorías que en su momento cobró más fuerza fue la que señaló que los objetos eran obra de inmigrantes llegados al Caribe desde Asia a través de Siberia, y que pertenecerían nada menos que a descendientes de las diez tribus perdidas de las doce originales de Israel.

Con el paso del tiempo, y visto que no había forma de resolver el misterio, la teoría que ganó peso fue la que afirmaba que las figuras eran falsas, creaciones de algunos embusteros que las hicieron pasar como artefactos muy antiguos.
Algunas de las estatuillas tienen forma claramente humana, mientras que otras parecen artefactos artísticos o rituales.
La historia es atrapante, pero los expertos no se ponen de acuerdo sobre el origen de las estatuillas
Muchas fueron grabadas con marcas que solo pueden ser alguna forma de escritura, según admiten los investigadores.
El problema es que nunca se encontraron estatuillas u objetos de arte similares en esa región de América, y no hay evidencia de ningún sistema de escritura similar en las otras culturas precolombinas de la región.
De hecho, las letras no se relacionan con los sistemas de escritura de los aztecas o los mayas.
La mayor parte de la colección se encuentra actualmente repartida entre el Instituto de Cultura de Puerto Rico, la universidad de la isla, el Instituto Smithsonian de la ciudad de Washington, en Estados Unidos, y el Museo de Arqueología, Historia y Epigrafía de Guayanilla.
A través de los años, distintos académicos expresaron sus teorías sobre las piedras y los grabados: algunos sugirieron que si bien algunas son auténticas, otras fueron fabricadas por habitantes de la zona en el siglo XIX cuando vieron el gran interés que habían creado las estatuillas.
Otros estudiosos afirmaron que todas las figuras están falsificadas, y probablemente fueron hechas por el propio Nazario o por otros.
Tampoco hay acuerdo sobre los grabados: algunos expertos afirmaron que el sistema de escritura era similar al sumerio, mientras que otros estimaron que estaba más cerca del fenicio, estimulando la idea de que las estatuillas fueron creadas por descendientes de inmigrantes de zonas muy lejanas.

Como nadie se ponía de acuerdo, durante décadas los arqueólogos se olvidaron de las estatuillas del padre Nazario. Hasta que en el 2001, un estudiante llamado Reniel Rodríguez Ramos decidió lanzarse a la aventura de resolver el misterio.
«Esta es definitivamente una de las historias más extrañas y fascinantes en las que he estado involucrada»
Rodríguez Ramos completó su doctorado y sigue adelante en su misión de establecer de qué se tratan las estatuillas. Y, como parte de ese recorrido, llegó en el 2019 a la Universidad de Haifa, para someter algunas muestras a estudios en laboratorio.
Allí se encontró con la doctora Iris Groman-Yaroslavsky, quien examinó los objetos en profundidad en su laboratorio y confirmó que fueron tallados en el siglo XVI y no son una falsificación moderna.
También halló evidencia que muestra que algunos de los objetos estaban cubiertos de oro y pintura roja.

«Esta es definitivamente una de las historias más extrañas y fascinantes en las que he estado involucrada», confesó la doctora Groman-Yaroslavsky.
La académica israelí señaló que, «hasta la fecha, no hemos encontrado ningún objeto de arte en piedra tallada similar proveniente de esta región de América, y es por eso que muchos investigadores suponen que deben ser falsos».
«Sin embargo -aseveró-, las pruebas microscópicas que realizamos muestran sin lugar a dudas que las piedras fueron talladas hace unos 600 años«.
El profesor Rodríguez dejó Haifa con satisfacción, pero con todavía más preguntas. La universidad israelí hizo su parte, ahora el académico puertorriqueño deberá seguir adelante con su periplo.