Se trata de la astronauta estadounidense Jessica Meir, una de las candidatas a formar parte de la misión Artemis 3 y a convertirse en la primera mujer en la Luna, nuestro único satélite natural
Aunque «técnicamente» no es judía, ya que su madre nació en el seno de una familia cristiana, Jessica se identifica fuertemente con Israel.
Nacido en Bagdad, el padre de Meir escapó al antisemitismo reinante en Irak a fines de la década del ’40 y emigró a Israel, adonde incluso llego a combatir en la guerra de la Independencia.
Más adelante, ya recibido de médico, se mudó a Suecia, adonde conoció a quien sería su esposa y madre de Jessica.
Cuando se celebra el día del padre en Estados Unidos, la astronauta comparte en su cuenta de Twitter fotografías y dedicatorias a la persona que, suele recordar, marcó profundamente su personalidad y su vocación.
«Mi padre nos enseñó el valor supremo de la educación», escribía, por ejemplo, en junio del 2020. «Gracias papá, por proporcionarme la base para hacer realidad mi sueño, te extrañamos», completaba la astronauta.
My father taught us the supreme value of education, had a penchant for bow ties, & was a nimble ballroom dancer - all 3 converging at my graduation from @BrownUniversity. Thanks Dad, for providing me with the foundation to make my dream come true. We miss you. Happy Father’s Day! pic.twitter.com/73V8eHFLu3
— Jessica Meir (@Astro_Jessica) June 21, 2020
En el 2016 había escrito: «Mi padre creía que nada era más valioso que la educación». Y agregaba que «su búsqueda de avances en la medicina lo inspiró a vivir en todo el mundo».
«Gracias por transmitirme ese rasgo, y por todo lo que nos diste», decía Jessica.
Jessica «cambió las reglas predeterminadas» para los grandes esfuerzos de la humanidad
Evidentemente, el valor de la educación es también uno de los más importantes para Meir, de 44 años y nacida en la localidad de Caribou, en el estado norteamericano de Maine: es bióloga marina y fisióloga y fue profesora asistente de Anestesia en la Facultad de Medicina de Harvard.
Pero eso no es todo, ya que Jessica es conocida por haber sido, junto a la astronauta también estadounidense Christina Koch, una de las dos primeras mujeres en participar en una caminata espacial exclusivamente femenina.
Meir -quien fue incluida en la lista de las 100 personas más influyentes del 2020 de la revista Time- y Koch llevaron a cabo esa misión en octubre del 2019, durante más de siete horas, con el objetivo de cambiar una batería externa de la Estación Espacial Internacional.

Cuando Meir fue elegida entre las cien personas más influyentes por la revista Time, junto a Koch, la astronauta Mae Jemison, la primera mujer afroamericana en el espacio, fue la encargada de escribir el texto explicando las razones de esa distinción.
«La fisiología, las perspectivas, los valores, las medidas, el confort y las ambiciones de los varones han sido casi siempre las reglas predeterminadas para diseñar los principales esfuerzos humanos«, señaló Jemison en Time.
«Creo que Koch y Meir, por su pura habilidad y ejecución, nos acercan más a una regla basada en la inteligencia, la agilidad, la capacidad, la integridad, el coraje y la excelencia«, más allá de géneros, completó la astronauta.
Ahora, con todos estos laureles, Jessica espera a que se designe la tripulación del Artemis 3, la etapa clave del regreso de los seres humanos a la Luna. El proceso comenzará con el Artemis 1, la misión no tripulada que, se espera, será lanzada a más tardar en marzo de este año.
Meir es, además de astronauta, bióloga marina y fisióloga
Un cohete llevará hasta el espacio a la nave Orion, conocida también como Multi-Purpose Crew Vehicle (Vehículo de Traslado Multi Propósito o MPCV, por su sigla en inglés) para un viaje de 380.000 kilómetros hasta la Luna.

Si todo sale bien, luego vendrá el Artemis 2, una expedición de ensayo durante la cual se llevarán a cabo varios experimentos relacionados con el bienestar y seguridad de los astronautas que, eventualmente, se subirán al Artemis 3, posiblemente en el 2025.
El programa será histórico ya desde el primer lanzamiento, ya que -según explicaron desde la agencia espacial estadounidense, la NASA- Orion permanecerá en el espacio más tiempo que cualquier nave para astronautas sin acoplarse a una estación espacial.
Cuando Artemis 3 alunice, lo estará haciendo más de medio siglo después de que los astronautas estadounidenses Eugene Cernan y Harrison Schmitt se convirtieran, en diciembre de 1972 y durante la misión Apolo 17, en los hasta ahora últimos hombres en caminar en el satélite de la Tierra.
Muchas cosas cambiaron en cincuenta años, entre ellas las percepciones de raza y género. De hecho, los doce seres humanos que posaron sus pies (o sus botas) en la Luna fueron todos varones blancos (y estadounidenses), una tendencia que la NASA quiere, discretamente, cambiar.
«La NASA no ha dicho: ‘Nuestra misión es llevar a una mujer a la Luna'», señaló la astronauta estadounidense Nicole Mann, quien también forma parte del proyecto y es candidata para el Artemis 3.

De todas maneras, entrevistada por la revista Space, Mann destacó que el plantel de astronautas de la NASA es «increíblemente diverso en estos días, y eso incluye a las mujeres».
«Israel es una parte importante de mi vida», aseguró la astronauta
Los «diferentes antecedentes, diferentes géneros, diferentes religiones, diferentes experiencias, todo se une para hacernos una agencia más capaz«, resumió la astronauta.
Precisamente, en ese plantel diverso se destaca Meir, la estadounidense de raíces suecas e israelíes que se cuenta entre las caras más populares de la agencia espacial norteamericana en la actualidad.
Durante una videoconferencia desde Houston con los participantes de un simposio en la Universidad de Tel Aviv, en octubre del 2021, Jessica fue sincera: Israel, dijo, es «una parte importante» de su vida.
«Todos mis familiares del lado paterno todavía viven allá», contó Meir al auditorio después de compartir un video en el que mostró imágenes de sus proezas y otras más sentimentales, como la bandera israelí que llevó a la EEI y los calcetines con estrellas de David que usó para un Janucá en el espacio.