Un estudio de investigadores de la Universidad de Tel Aviv mostró que también los animales sufren por el estrés y la ansiedad causadas por la guerra, en este caso el conflicto que estalló en Gaza contra Hamas después del ataque del 7 de octubre del 2023.
La investigación, que se concentró en los pequeños lagartos conocidos como geckos, descubrió que el ruido de las explosiones de los cohetes provoca estrés y ansiedad en estas criaturas, lo que lleva a un aumento brusco de sus tasas metabólicas.
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Si ese gasto energético extra se convierte en crónico, puede poner en peligro la vida de los animales.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que estas respuestas al estrés son características de muchos otros animales, especialmente de los que viven en las zonas de conflicto del norte y el sur de Israel.
Según los resultados de la investigación, publicados en la revista especializada Ecology, el ritmo metabólico de los geckos se disparó al doble cuando se escuchaban los bombardeos (en comparación con cuando estaban en reposo).
Su respiración se aceleró y mostraron signos claros de estrés, agregaron los líderes del estudio, los profesores Shai Meiri y Eran Levin, de la escuela de Zoología de la universidad israelí.
Los numerosos efectos de la guerra
«El aspecto más trágico de la guerra es la pérdida de vidas humanas, tanto entre soldados como entre civiles», remarcó el profesor Meiri.
De todas maneras, añadió, «los animales también se ven gravemente afectados, tanto directa como indirectamente, de maneras que pueden poner en peligro su supervivencia».
Unas semanas antes del 7/10, contó el académico, «comenzamos a trabajar en un estudio a largo plazo para medir la tasa de consumo de energía de pequeños geckos terrestres de la especie Stenodactylus sthenodactylus«.
«Obviamente no previmos el estallido de la guerra, pero sin querer registramos el consumo de energía de cinco geckos durante los bombardeos de misiles lanzados sobre Tel Aviv en el primer mes de la guerra», relató.
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El experimento duró hasta cuatro horas después de las explosiones, «pero incluso en ese lapso los geckos no se calmaron ni volvieron a sus niveles de descanso», señaló Meiri en el estudio sobre el efecto de la guerra en los animales.
Además, incluso después de un mes de conflicto, los animales -dijo el profesor- «no se acostumbraron al ruido de las explosiones: su respuesta al estrés permaneció inalterada».
El costo metabólico
Por su parte, el profesor Levin enfatizó que el estrés «es perjudicial tanto para los seres humanos como para los animales», ya que «para compensar el aumento del consumo de oxígeno y el agotamiento de las reservas de energía» en situaciones difíciles, se necesita comer más«.
Incluso si logran encontrar alimento, en el proceso se exponen a los depredadores y pierden oportunidades de reproducirse, explicaron los autores del estudio.
En una situación de conflicto como la actual, con guerra en Gaza y enfrentamientos crecientes en la frontera con el Líbano, «el costo metabólico puede ser significativo y tener un impacto real en las reservas de energía y los períodos de actividad de los reptiles y otros animales», dijo Levin.
«Eso -completó- puede exacerbar su estado de conservación, especialmente para las especies que ya están en peligro de extinción».