Un estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén sobre miles de productos vendidos en populares tiendas online mostró que, a pesar de lo que digan las publicidades, más dulce no siempre es más sabroso para los consumidores
Ante todo hay que recordar que el sabor dulce es naturalmente seductor, en especial para asegurar que los mamíferos se sientan atraídos por la dulzura de la leche materna y otras fuentes de carbohidratos y calorías.
Sin embargo, en el mundo moderno la disponibilidad de azúcares y edulcorantes y el afán de la industria alimentaria por maximizar la palatabilidad dan como resultado una abundancia de productos alimenticios dulces, lo que plantea un gran desafío para la salud.
En este experimento, los científicos israelíes analizaron los niveles de dulzura, el gusto y los ingredientes a través de las revisiones en línea de productos alimenticios, para obtener información sobre la nutrición sensorial e identificar nuevas oportunidades para conciliar la tensión entre palatabilidad y salubridad.
El equipo, encabezado por la estudiante de maestría Kim Asseo y supervisado por la profesora Masha Niv, estudió aproximadamente 560.000 reseñas de 31.000 productos alimenticios vendidos en Amazon e iHerb y descubrió que el 10 por ciento de los comentarios se refieren a la dulzura de los productos.
Luego, los investigadores utilizaron sistemas de aprendizaje automático y de procesamiento del lenguaje natural para clasificar las respuestas por «nivel de dulzura».
Entre el 7 y el 16 por ciento de las reseñas examinadas «indicaron un exceso de dulzura», reveló la profesora de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
«A pesar de la opinión popular, no todos piensan que más dulce significa más sabroso»
«Eso es importante porque los clientes que se quejaron de que los productos eran demasiado dulces les dieron puntajes significativamente más bajos (una estrella menos) que los clientes que no se quejaron», continuó.
Además, dijo la académica israelí, «las reseñas que mencionan el exceso de dulzura provinieron de diferentes clientes y solo para algunos de los productos que esos clientes probaron», y no de sospechosos «quejosos en serie».
Uno de los ingredientes que con mayor frecuencia condujo a reseñas que citaban un exceso de dulzura fue el edulcorante artificial sucralosa.
«Las empresas de alimentos que elaboran dulces, snacks y refrescos también deben prestar atención a la demanda de productos menos dulces», señaló por su parte Asseo.
Una idea «importante no solo por razones de salud pública (suministrar a los miembros del público que lo prefieren alimentos menos dulces y más saludables), sino también para las propias empresas, para que puedan presumir de una línea de productos más saludables y venderlos a más clientes que realmente los encuentran más sabrosos«, puntualizó.
Niv concluyó que «a pesar de la opinión popular, no todos piensan que más dulce significa más sabroso».
Según la profesora, «existe una oportunidad para diversificar los niveles de dulzura en los productos y crear versiones más saludables que se adapten mejor a las preferencias de ciertos grupos» de consumidores.
Los resultados del estudio se pueden consultar, en idioma inglés, haciendo click aquí.