Un simple y barato análisis de sangre, basado en los hallazgos de un equipo de investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, podría poner fin a la necesidad de realizar biopsias, la compleja y dolorosa práctica para detectar enfermedades y tumores
Este nuevo test, afirman desde la universidad israelí, tiene el potencial de diagnosticar una amplia gama de enfermedades, incluidos cánceres, enfermedades hepáticas, trastornos inmunitarios y más, evitando la extracción de tejido vivo a través de biopsias.
Se trata de una prueba «extremadamente precisa» que puede «informar sobre el estado exacto y la ubicación de la enfermedad sin necesidad de biopsias invasivas y dolorosas», añadió la casa de estudios en un comunicado.
«Esperamos que este enfoque permita un diagnóstico más temprano de las enfermedades y ayude a los médicos a tratar a los pacientes de manera más eficaz», dijo el doctor Ronen Sadeh, uno de los investigadores que encabezó el estudio.
¿Cómo funciona el nuevo sistema? Se trata de un proceso con varios pasos complejos. Para empezar, los expertos explicaron que la prueba se basa en un proceso natural mediante el cual cada día millones de células del cuerpo mueren y son reemplazadas por nuevas células.
Cuando las células mueren, señalaron, su ADN se fragmenta. Pero algunas de esas piezas de ADN llegan a la sangre y pueden detectarse mediante métodos de secuenciación.
Los investigadores tuvieron en cuenta que todas las células tienen la misma secuencia de ADN y, por lo tanto, la simple secuenciación no puede identificar en qué células se originó. Si bien la secuencia de ADN es idéntica entre las células, la forma en que se organiza en cada una es sustancialmente diferente.
Sin embargo, el ADN está «empaquetado» en nucleosomas, pequeñas estructuras repetidas que contienen proteínas especializadas llamadas histonas. En las proteínas histonas, las células «escriben» un código químico único que puede revelar la identidad de la célula e incluso los procesos biológicos y patológicos que se desarrollan dentro de ella.
En los últimos años, numerosos estudios desarrollaron con éxito un proceso en el que esta información se puede identificar y así revelar una actividad celular anormal.
Y aquí es donde entra la novedad desarrollada por los científicos israelíes. El enfoque que pusieron a punto el doctor Ronen y el profesor Nir Friedman, también de la Universidad Hebrea, es capaz de leer con precisión esta información del ADN en la sangre y usarla para determinar la naturaleza de la enfermedad o el tumor y exactamente en qué parte del cuerpo se encuentra.
Los científicos destacaron que su enfoque se basa en el análisis de la información epigenética dentro de la célula, un método que se perfeccionó cada vez más en los últimos años.
Como resultado de esos avances, «entendimos que si esta información se mantiene dentro de la estructura del ADN en la sangre, podríamos usarla para determinar la fuente de las células muertas y los genes que estaban activos en ellas», dijo Friedman.
A partir de eso, «podemos descubrir detalles clave sobre la salud del paciente», añadió el profesor. Se trata, continuó, de «comprender mejor por qué murieron las células, ya sea una infección o un cáncer, y basándonos en eso, estar mejor posicionados para determinar cómo se está desarrollando la enfermedad».