Es difícil establecer cuál es el plato típico de Israel, aunque la mayoría coincide en señalar al hummus y al falafel, aunque estos dos platos tienen un origen medioriental que está más allá de las fronteras del país
Por eso, muchos prefieren señalar al típico y abundante desayuno local como «el verdadero aporte israelí» al mundo de la cocina. Una verdadera leyenda nacional.
Todos los israelíes lo saben, y los visitantes se enteran en la primera mañana de su estadía, que el desayuno es un asunto muy serio en este país.
El desayuno es «un rito de iniciación» para los que visitan Israel
Se trata de una muy amplia variedad de platillos que van desde huevos fritos a ensalada con mucho pepino, cebolla y tomates, pasando por hummus, pescado preparado, diversos quesos duros y blandos, frutas, jugos y hasta «shakshukas», una deliciosa especialidad regional.
También atún, pan y un producto milenario de la región, las aceitunas.
El desayuno es, así, una verdadera conjugación de las distintas poblaciones que conforman el país, en especial los judíos de origen europeo o ashkenazí, los judíos que llegaron desde el norte de Africa o Yemen, y los árabes israelíes.
Si bien no existen certezas puntuales sobre el origen de este festival de sabores, los expertos están de acuerdo en que el origen de la «leyenda» del desayuno israelí se ubica en los kibutzim, las famosas granjas colectivas que formaron la columna vertebral de la creación del país.
En cada kibutz de antaño, los residentes compartían las comidas en el comedor comunal. Aquellos primeros ciudadanos se levantaban muy temprano para trabajar en el campo, con tiempo para apenas un café.
Es posible que el origen del desayuno israelí se remonte a los kibutzim de antaño
Pero luego, a media mañana, volvían hambrientos al comedor comunal y, ahí sí, se lanzaban sobre el tipo de desayuno que se iba estableciendo como costumbre.
Se consumía aquello que estaba disponible. Y, en esos tiempos, lo que estaba a mano para los cocineros eran verduras y hortalizas, en especial los básicos tomates, zanahorias, cebollas y pepinos. También había aportes de la crianza de vacas, con mucha leche y quesos.
A eso se agregaba el toque nostálgico de los inmigrantes de origen europeo, que buscaban agregar pescados como el arenque o el salmón a aquellos abundantes desayunos.
La influencia de los vecinos árabes y de los inmigrantes que llegaron de países como Yemen, Irán, Irak, Túnez o Marruecos introdujo el aprecio por los platillos típicos de la región como el hummus y el falafel.
La comida de la mañana tiene influencias europeas, árabes y -en realidad- de todos los países de donde llegaron los inmigrantes
A lo que se añade el «shakshuka», que se prepara en base a salsa de tomates, huevos y condimentos, y que se sirve en una sartén de hierro y con pan fresco.
Este desayuno israelí se estableció como una sólida costumbre ya en aquellos años y ahora es muy común encontrarlo en los hoteles israelíes, y en la mayoría de los restaurantes de las grandes ciudades, donde se maravillan los visitantes.
El desayuno es «un rito de iniciación» para quienes visitan el país, aseguró la edición para Tel Aviv de la prestigiosa revista Time Out.
Tanto si el visitante «se dirige a un lugar que se apega a los clásicos (huevos, pepino picado y ensalada de tomate con una variedad de panes caseros) o se aleja de la norma con opciones como shakshuka, burekas o jajnun, te garantizamos que estarás atado por el resto del día» a esos sabores, dijo la revista.