Por primera vez en el mundo, y en medio de serios problemas de sequía, ingenieros en Israel están rellenando un lago de agua dulce -el Kineret, conocido también como Mar de Galilea, en el norte del país- con agua de mar desalinizada, extraída del Mediterráneo.
El Kineret, explicó el director general de la Autoridad del Agua de Israel, Yechezkel Lifshitz, es «nuestra reserva nacional». El país, añadió, «no cuenta con muchas fuentes naturales de agua, por lo que este lago es de enorme importancia, tanto emocional como estratégica».
Citado por el Jerusalem Post, el funcionario recordó que el Kineret –escenario de gran parte de la vida de Jesús y llamado también Lago de Tiberíades– es históricamente «una fuente vital de agua potable, y aún hoy sigue siendo una reserva hídrica nacional estratégica».
La construcción de la infraestructura para este proceso de transportador inverso comenzó en el 2018. El proyecto, que costó 900 millones de shekels (unos 270 millones de dólares), se inauguró en el 2022 y ahora está «plenamente operativo tras el invierno más seco del siglo», apuntó el diario.
En ese sentido, Lifshitz dijo que, aunque el proyecto se inauguró hace aproximadamente un año y medio, «el bombeo a gran escala comenzó recién ahora debido a la grave sequía».
«El invierno pasado fue el más seco de los últimos cien años, y el nivel del Kineret descendió hasta lo que llamamos la ‘línea roja’, un nivel que no estamos dispuestos a cruzar», aseveró.
Millones de metros cúbicos de agua en movimiento
Según el reporte, la Autoridad del Agua espera mover hasta 5.000 metros cúbicos de agua desalinizada por hora, lo que equivale a decenas de millones de metros cúbicos durante los meses de otoño e invierno.
El agua, añadió el Jerusalem Post, recorre entre 100 y 150 kilómetros desde las plantas de desalinización de Ashdod, Hadera y otras zonas costeras.
Lifshitz, por su parte, aseguró que el agua desalinizada es de mayor calidad que el agua natural del lago en cuanto a salinidad y otros parámetros, sin que se prevea un impacto ambiental negativo.
«La tecnología de desalinización en sí no es nueva: la innovación reside en el concepto», dijo el funcionario israelí. «Consideramos la naturaleza no solo como proveedora de agua, sino también como consumidora», agregó.
Se trata, completó Lifshitz, de «un enfoque único: devolver agua activamente a la naturaleza desde nuestras instalaciones de desalinización».