Una revolucionaria empresa de biotecnología y un hospital en Israel están poniendo a punto los detalles para aplicar, por primera vez en humanos, una tecnología que podría curar la parálisis.
El avance, encabezado por la startup Matricelf junto con el Centro Médico Sourasky (Ijilov), marca un nuevo hito en la frontera entre la ciencia y la medicina regenerativa.
Nacido en los laboratorios de la Universidad de Tel Aviv bajo la dirección del profesor Tal Dvir, el proyecto combina ingeniería de tejidos, inteligencia biológica y manufactura de precisión para intentar algo que hasta hace poco parecía imposible: devolver la movilidad a personas con lesiones medulares.
Producción en salas limpias
Hace pocos días, Matricelf y el Sourasky, de Tel Aviv, firmaron un acuerdo para fabricar los implantes en las llamadas cleanrooms, las salas limpias del Instituto de Terapia Celular Avanzada (I-ACT), un entorno controlado que cumple con los más altos estándares de esterilidad y seguridad.
Gracias a ese convenio, la compañía podrá iniciar la producción de los tejidos en cumplimiento con las exigencias regulatorias del Ministerio de Salud de Israel. Según estimaciones, dentro de unos diez meses se tomarán muestras de sangre y grasa del primer paciente, en preparación para el implante.
En un plazo cercano a un año, ese voluntario podría convertirse en el primero en recibir un implante nervioso fabricado a partir de sus propias células, lo que abre la puerta a un tratamiento personalizado y potencialmente revolucionario.
Según informaron desde la Universidad de Tel Aviv, el I-ACT del hospital está certificado por el Ministerio de Salud de Israel bajo las normas GMP (good manufacturing practice), lo que garantiza la calidad del producto y la seguridad del paciente.
Un paso clave hacia los ensayos humanos
«Las salas limpias son un componente crucial en nuestro progreso hacia el primer ensayo clínico en humanos para personas paralizadas como resultado de un trauma», explicaron el profesor y el CEO y el presidente de Matricelf, Gil Hakim y Alon Sinai.
«Solo la producción realizada en un entorno de este tipo cumple con los requisitos regulatorios del Ministerio de Salud, y por lo tanto es un paso indispensable para solicitar la aprobación del ensayo», agregaron.
Los expertos destacaron que la combinación de una infraestructura de fabricación avanzada y una tecnología de vanguardia «permite ofrecer un tratamiento innovador, seguro y potencialmente transformador para parapléjicos en todo el mundo«.
El director del Ijilov, el profesor Eli Sprecher, aseguró que en el hospital están «orgullosos de participar en esta colaboración pionera con Matricelf, que combina ciencia israelí de primer nivel, una infraestructura clínica de clase mundial y esperanza real para millones de personas en todo el mundo».
Esta alianza entre una startup y un hospital contra la parálisis, remarcó Sprecher, «refleja la misión del Ijilov como institución médica líder: no solo brindar atención a los pacientes, sino también impulsar la innovación y la investigación que cambiarán el rostro de la medicina en Israel y más allá».
El potencial de la medicina regenerativa
Hablando con la prensa israelí, científicos que forman parte del proyecto señalaron que el uso de células del propio paciente «reduce los riesgos de rechazo y abre un nuevo paradigma para la medicina regenerativa«.
«Ningún medicamento puede devolver un hígado, un cerebro o una médula espinal -describieron-. Lo que ofrecemos aquí es la posibilidad de curar enfermedades que los fármacos no pueden tratar».
Según los investigadores, el objetivo final es que personas paralizadas puedan levantarse de sus sillas de ruedas y recuperar su independencia.












