Los integrantes de una famosa banda inglesa de rock están atravesando una espinosa división interna, pero no a causa de objetivos musicales ni por cuestiones económicas: sufren por sus diferentes posiciones frente a Israel y el conflicto con los palestinos.
Debe reconocerse que, mientras muchísimos otros grupos y solistas simplemente ceden bajo la presión de las organizaciones anti-israelíes, los miembros de Radiohead mantienen una actitud pensante y elaboran argumentos para sostener sus posiciones.
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Además, en el 2017 soportaron las durísimas críticas online de organizaciones pro-palestinas como BDS, que propugna el boicot económico, cultural y deportivo de Israel, y tocaron en Tel Aviv.
Ahora, el cantante del grupo, Thom Yorke, dijo que no está dispuesto a volver a tocar en el país. «No querría estar ni a 5.000 millas (unos 8.000 kilómetros) del régimen de Benjamin Netanyahu», dijo en referencia al primer ministro que, por cierto, fue elegido democráticamente y no encabeza ningún «régimen».
El gran problema para Radiohead es que el otro miembro principal de la banda, el guitarrista Jonny Greenwood, está casado con la artista visual israelí Sharona Katan, a quien conoció, precisamente, durante un concierto del grupo en el país en 1993.
La conexión de Greenwood con Israel y con el judaísmo es profunda. Katan contó en una entrevista del 2017 que en la puerta del hogar de la pareja hay una mezuzá y que sus hijos están siendo criados como judíos. «Para mí es importante mantener esas cosas», afirmó.
 
											Un familiar de la pareja incluso murió en combate en la guerra que estalló en Gaza después del ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre del 2023 y el guitarrista participó, con bajo perfil, de algunas manifestaciones de protesta en Tel Aviv de familiares de secuestrados.
Desacuerdo respetuoso
Durante una entrevista que todos los miembros de la banda compartieron con un reporteros del Times, de Londres, Greenwood dijo estar «respetuosamente en desacuerdo» con la decisión de Yorke de no volver a tocar en Israel.
«Yo diría que es más probable que el gobierno (de Netanyahu) aproveche el boicot y diga: ‘Todos nos odian, así que deberíamos hacer exactamente lo que queramos’, lo cual es mucho más peligroso», razonó el guitarrista, de 53 años.
En el 2023, Greenwood editó un álbum de world music y electrónica que grabó con el israelí judío Dudu Tassa, conocido por su sonido que combina rock y las raíces árabes de su familia, que llegó al país desde Kuwait.
Durante la entrevista con el Times, Greenwood dijo que estaba «arrepentido» de haber arrastrado a sus compañeros de Radiohead «a todo este lío» del conflicto entre Israel y los palestinos. «Pero no me avergüenzo de trabajar con músicos árabes y judíos, no voy a pedir perdón por eso», advirtió.
Yorke, por su lado, reconoció que la «caza de brujas» que los grupos pro-palestinos mantienen sobre Radiohead por la compleja posición del grupo frente a este tema le «quita el sueño por las noches».
El año pasado, el cantante abandonó el escenario durante un concierto solista en Melbourne, Australia, cansado de los gritos de un activista pro-palestino y anti-israelí que no dejaba de increparlo.
Otra grieta, en otra banda
Un conflicto similar afecta a otro grupo inglés, pero cuya formación original y súper famosa se desbandó en 1985. Se trata de Pink Floyd, de donde salió uno de los artistas anti-israelíes más furiosos, el bajista Roger Waters, quien periódicamente coquetea con el antisemitismo.
En la vereda de enfrente está David Gilmour, el talentoso guitarrista que le brindó vuelo melódico a los grandes éxitos del grupo que produjo gemas como The Wall y El lado oscuro de la Luna.
Aunque se presentaron juntos en algunos conciertos benéficos tras la separación de 1985, Gilmour dijo ahora que «no hay ninguna posibilidad» de que vuelva a tocar con Waters.
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En febrero de 2023, la esposa de Gilmour, Polly Samson, salió a la red social X para acusar a Waters de ser «antisemita hasta la médula», además de «un apologista de Putin y un mentiroso, ladrón, hipócrita, evasor de impuestos, que hace playback, misógino y un megalómano enfermo de envidia».
Gilmour escribió debajo del mensaje de Polly que «cada palabra es demostrablemente cierta».
 
			
 
                                








 
                

