Un nuevo estudio de investigadores israelíes mostró que para vivir más no alcanza con intentar rejuvenecer órganos o funciones en particular sino que hay que ocuparse de «afinar» el cuerpo, un conjunto que actúa como una verdadera «orquesta».
Los científicos, de la Universidad de Haifa, en el norte del país, confirmaron que la sincronización entre los órganos disminuye con la edad, un concepto que abre nuevas posibilidades de diagnóstico y quizás incluso de intervención médica.
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El envejecimiento es un proceso biológico complejo y sistemático «que involucra múltiples genes y vías biológicas en diferentes tejidos», señaló el resumen del estudio, que se publicó en la prestigiosa revista especializada Scientific Reports.
Si bien los estudios existentes se centran en factores de envejecimiento específicos de cada tejido, señala el reporte, la interacción intertisular entre las vías moleculares durante el paso de los años «todavía no se exploró lo suficiente».
Para abordar esa deficiencia, los investigadores propusieron un «nuevo marco computacional para identificar el efecto del envejecimiento en los patrones coordinados de expresión génica en múltiples tejidos».
«Descubrimos que cada uno de nuestros órganos es como un instrumento musical, y que cuando se coordinan y tocan juntos como una orquesta, producen una melodía que representa la salud» del cuerpo, afirmó la doctora Judith Somekh, una de las líderes del estudio.
Además vieron que «cuando la sincronización entre los órganos disminuye» y se comunican peor entre sí, «y cuando los procesos internos están menos coordinados» y ya no responden bien a la estimulación del entorno, el resultado es el envejecimiento».
Algoritmos y una extensa base de datos
Los científicos israelíes basaron su estudio en una extensa y única base de datos de muestras celulares de diferentes tejidos corporales. Para la investigación, se enfocaron en los tejidos cerebral, muscular y adiposo, y mapearon los niveles de ARN en sus células.
Luego, diseñaron algoritmos representando las conexiones entre los niveles de ARN en cada órgano y los de los demás, para comprobar si estaban coordinados no solo dentro de los órganos, sino también entre ellos.
Se trató de una investigación con una gran cantidad de datos «que no se hubiera podido llevar a cabo sin las tecnologías desarrolladas en los últimos años», reconoció Somekh.

Entrevistado por el portal Globes, el profesor Gil Atzmon, otro de los encargados de la investigación, remarcó que lo que se observa «cuando el cuerpo es joven y sano» es que «existe un alto grado de coordinación entre los órganos».
Atzmon dijo que nuestros cuerpos alcanzan máxima coordinación y funcionamiento entre los 25 y 30 años aproximadamente. Luego, la sincronización «se va debilitando con la edad, pero incluso cuando se debilita, observamos que los órganos se esfuerzan mucho».
Los órganos, continuó, «se comunican entre sí e intentan hacer todo lo posible por sincronizarse, para así frenar el proceso de deterioro e incluso restaurar lo perdido, aunque con poco éxito».
«La biología -sentenció Atzmon- siempre tiene fecha de caducidad«.
Apostar a una mejor «comunicación»
De todas maneras, el científico dejó señales de esperanza y reconoció que, aunque sea en teoría, una «mejora» en la comunicación entre los miembros de la «orquesta» puede ralentizar el envejecimiento.
«En el artículo demostramos que la comunicación entre el cerebro y los músculos disminuye con la edad, así que quizás los ejercicios de coordinación entre el cerebro y los músculos mejoren esa comunicación», comentó.
Por ahora, reconoció Atzmon, «es solo una hipótesis», pero teniendo en cuenta que el cerebro «es el órgano que dirige la sincronización», encontrar formas de «estimularlo podría mejorar el funcionamiento de todos los sistemas del cuerpo».
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Y no se trata solamente de poder enfrentar mejor el proceso de envejecimiento. Somekh dijo que durante la investigación vieron que los procesos de desincronización «podrían ocurrir no solo con la edad, sino también en enfermedades».
«Por lo tanto, queremos investigar este fenómeno en diversas enfermedades», concluyó.