Desde hace semanas circula un post viral que atribuye a Barbra Streisand una donación millonaria para construir viviendas para personas sin hogar. La cifra varía según la versión: algunos dicen que donó 14,9 millones de dólares de los ingresos de su gira, otros hablan de 5 millones en regalías recientes.
Es una historia emocional: suena como un acto generoso de una voz famosa, pero al escarbar un poco, los datos reales no la respaldan.
La Barbra Streisand Foundation existe, y es una fundación privada con sede en California. Según su formulario 990-PF (disponible en la base de datos de acceso libre ProPublica), en su ejercicio fiscal más reciente reportado destinó alrededor de 1,36 millones de dólares en desembolsos caritativos.
Pero no hay indicios de un proyecto de vivienda para homeless con montos de decenas de millones ni un plan concreto que coincida con lo que afirman los posts virales.
Además, según Grantmakers.io, la fundación de la célebre cantante y actriz judía estadounidense otorgó más de ochenta subsidios distintos, con un monto máximo por subsidio que no se acerca a los «millones» atribuidos en los memes y posteos virales.
Las donaciones, en cambio, están más alineadas con causas clásicas: salud, medio ambiente, educación.
Es decir: sí hay filantropía real de Streisand, pero mucho más modesta de lo que la versión viral sostiene. No es que ella «nunca da»: simplemente, no hay evidencia pública de un donativo de decenas de millones destinado a construir casas para personas sin hogar.
Además, una donación de semejante magnitud y que apunta a un problema tan controvertido hubiera tenido una gran cobertura de medios periodísticos tradicionales, algo que no ocurrió.
Qué muestran los datos reales
Streisand, una de las figuras públicas más reconocidas de Estados Unidos, es desde siempre un blanco frecuente de noticias falsas y relatos exagerados que circulan en redes sociales. En distintos momentos se la vinculó con shows cancelados inexistentes, demandas millonarias inventadas o supuestas decisiones políticas que ella misma desmintió.
Son versiones que suelen reciclarse con distintos formatos y que, según verificadores, a veces se originan en cuentas que fabrican contenido viral, incluso con ayuda de herramientas de inteligencia artificial.
En el caso del bulo sobre las viviendas para personas sin hogar, el nivel de elaboración del relato también ayudó a su difusión. En algunas versiones del post viral, se atribuye a Streisand una declaración profundamente emotiva:
“He visto dolor y sufrimiento en tantos rincones del mundo, y siempre creí que el arte debe hacer más que entretener: debe sanar. Nadie merece ser invisible ni quedarse sin un lugar al que pertenecer.”
Otras publicaciones incluso aseguraban que el proyecto (supuestamente llamado «Hogares de Esperanza») comenzaría a construirse en el 2026 en Estados Unidos, Israel y Filipinas, ofreciendo no solo vivienda sino también educación, salud y programas comunitarios de reconstrucción.
También se inventaban reacciones de celebridades: que Elton John habría dicho que «Barbra transformó el amor en liderazgo» o que Oprah habría compartido el post con la frase: «Así es como se cambia el mundo: un acto de empatía a la vez».
Todo esto suena hermoso, inspirador… y completamente falso.
Cómo se viraliza un relato
¿Por qué, entonces, esta historia sobre la falsa donación millonaria de Streisand se vuelve tan popular y se comparte como si fuera hecha y confirmada? Parte de la respuesta está en cómo funciona la viralización en redes: la gente quiere creer en gestos altruistas, especialmente cuando provienen de personas famosas.
Hay una pulsión muy fuerte de «compartir cosas lindas», aunque no estén totalmente verificadas.
También juegan las dinámicas de páginas que buscan engagement: publicaciones sentimentales con celebridades generan muchos «me gusta», compartidos y comentarios, incluso si el origen no es claro. Estas versiones atractivas circulan y se reciclan sin que necesariamente haya detrás un interés financiero o político explícito. Es casi «viralidad pura».
Por otra parte, el relato cambia con el tiempo: según algunas publicaciones, la cifra original es 14,9 millones; en otras, la bajan a cinco. Esa inconsistencia es una señal roja: cuando una «noticia» cambia tanto en su versión, es bastante probable que no tenga una base sólida.
Incluso si en el caso del bulo sobre Barbra Streisand no hay evidencia de lucro detrás del post viral, no está de más recordar que la desinformación puede ser un negocio muy rentable: por ejemplo, según Statista, los sitios que difunden fake news generaron 2.600 millones de dólares en publicidad en el 2021.
Además, estudios académicos muestran que más del 40 por ciento de esos sitios están conectados con grandes redes publicitarias, lo que permite convertir la viralidad (aunque sea emocional) en dinero real.
Esto significa que, aunque no haya una conspiración detrás de esta historia en particular, la infraestructura para monetizar mentiras existe y es creciente.
Por qué conviene verificar antes de compartir
Para el lector, incluso si ama a Barbra Streisand como la amamos en IsraelEconomico.com: si ve algo así, vale la pena hacer un par de verificaciones antes de compartir.
Recomendaciones: buscar los documentos públicos de la fundación, consultar bases de donaciones como ProPublica o Grantmakers.io, y desconfiar de imágenes con montos exagerados o sin contexto.













