La Autoridad para las Antigüedades de Israel (AAI) presentó al público cuatro raros discos de bronce, diseñados en forma de cabezas de león, que al parecer formaron parte de un entierro pagano de hace 1.900 años.
Los discos ornamentales, que probablemente eran parte de las asas de transporte de un ataúd, fueron hallados durante una excavación del 2018 en el cruce de Eyal, en la región de Sharon.
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Yacían en una pila ordenada dentro de una tumba, aparentemente donde antes se encontraba un ataúd de madera, el cual no se conservó, explicaron los arqueólogos israelíes.
Según los directores de excavación, Elie Haddad y Elisheva Zwiebel, se trata de «un hallazgo único y poco común».
Es que el anillo del asa de transporte, que en la mayoría de los ejemplos conocidos del mundo romano se fijaba a través de la boca del león, en este caso se unía precisamente al vértice del disco, en la parte superior de la cabeza» de la figura del animal, precisaron.
Distintos ojos y melenas
El detalle del diseño, añadieron, habría permitido «un movimiento más libre y amplio de las asas que servían para levantar el ataúd e integrarlo en la procesión funeraria, a la vez que se pasaban barras a través de los anillos para facilitar su transporte».
Además, las cabezas de león desenterradas no son idénticas entre sí: cada rostro tiene una expresión distinta y cada uno presenta un diseño distinto de melena, ojos y nariz.

Este descubrimiento, reconocieron desde la AAI, plantea interrogantes todavía sin respuesta sobre la identidad del difunto y su afiliación étnica y religiosa.
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Los estudios sobre el león como símbolo en el mundo antiguo revelan «que en muchas culturas representaba fuerza, protección y nobleza», apuntaron Haddad y Zwiebel.
De todas maneras, «la suposición razonable es que se trata de un entierro pagano», señaló la organización en un comunicado. Y, por cierto, «estos elegantes y elaborados discos reflejan claramente el alto estatus de este individuo».
El león «no es un mero objeto decorativo»
Comentando la presentación de la AAI, el ministro israelí del Patrimonio, Amijai Eliyahu, dijo que el descubrimiento de las placas con leones «nos ofrece una lección histórica contundente».

«Si bien se trata de artefactos paganos, reflejan un fenómeno recurrente a lo largo de la historia: la adopción de antiguos símbolos judíos por parte de culturas extranjeras», aseveró Eliyahu, quien destacó que, en la antigüedad, «el león no era un mero motivo decorativo».
«Era, ante todo, el emblema de la tribu de Judá«. El ministro dijo que las culturas paganas que habitaron la Tierra de Israel «reconocieron el poder del simbolismo judío y se vieron influenciadas por él, aunque no siempre lo admitieran».