El miércoles de esta semana, primer día de octubre del 2025, al anochecer comienza Iom Kipur, la fecha más solemne del calendario judío, el famoso Día del Perdón, una fecha de profunda introspección.
Pero hay un problema: «en la sociedad actual, predomina la justificación, la evasión, o la búsqueda de culpables externos», afirma Eliahu Hamra, el rabino de la AMIA, la central mutual de los judíos de Argentina.
Según Hamra, en estos tiempos «casi nadie quiere reconocer errores ni asumir responsabilidades».
«Guiado por los valores eternos de la Torá -continuó el rabino en su mensaje para Iom Kipur-, el judaísmo nos enseña lo contrario».
«La grandeza de la persona se mide en su capacidad de hacerse cargo de sus actos, de reconocer sus faltas y de asumir el compromiso de cambio. Sólo cuando me hago responsable puedo avanzar, reparar lo que dañé y crecer».
«Así, cada equivocación se transforma en una oportunidad de superación, en un paso hacia convertirnos en una versión más elevada y refinada de nosotros mismos».

Aquí les compartimos otros inspiradores fragmentos del mensaje del rabino argentino:
La Torá nos obliga a recordar lo que la cultura contemporánea suele olvidar: que necesitamos tiempos fijos para enfocarnos en aquello que da sentido a nuestras vidas. Necesitamos un momento para confrontar nuestros fracasos, disculparnos por los agravios cometidos, corregir nuestro rumbo, decidir cambiar, pedir perdón. Esa es nuestra misión en Iom Kipur.
¿Qué es el perdón? ¿Cuál es la idea que fundamenta la capacidad de perdonar? El perdón no existe en todas las culturas. No es una característica humana universal ni tampoco un mandato biológico.
El perdón solo existe en una cultura donde existe la teshuvá (arrepentimiento). La idea de teshuvá se basa en la premisa de que somos libres y responsables de nuestros actos, y que somos capaces de cambiar, especialmente cuando reconocemos que hemos pecado y nos comprometemos a no repetirlo. El judaísmo es una cultura de teshuvá y perdón, cuyos conceptos fundamentales son la voluntad y la elección.
En Iom Kipur comprendemos que la teshuvá y el perdón no son solo ideas: transforman la condición humana. La teshuvá establece la posibilidad de que la persona no esté condenada a repetir su pasado sin fin. Cuando hago teshuvá, muestro que tengo la capacidad de cambiar.
«El futuro no está escrito de antemano. Puedo hacerlo distinto de lo que parecía. El perdón nos libera del pasado. Lo hecho puede repararse.»
Buscando la respuesta adecuada
Reconocemos la diferencia entre buena voluntad y mala voluntad. Por eso, el judaísmo nos enseña que no podemos desligarnos de nuestros actos diciendo «no tuve intención». El mal se hizo —y lo hicimos nosotros. Por lo tanto, es nuestro deber realizar una acción que simbolice nuestro arrepentimiento.
La única respuesta moral adecuada es la teshuvá, que incluye arrepentimiento, confesión y compromiso hacia el futuro. El resultado de la teshuvá es el perdón y la absolución de Hashem.

Tres maneras en que el judaísmo ayuda a reconocer errores
El judaísmo nos ayuda a reconocer nuestros errores de tres maneras fundamentales:
- Saber que Hashem perdona: Él no nos exige que nunca pequemos. Nos pide que reconozcamos nuestros errores, que aprendamos de ellos, que los confesemos y que decidamos de todo corazón no repetirlos.
- Distinguir al pecador del pecado: Es posible condenar un acto sin perder la confianza en quien lo hizo.
- Crear una atmósfera de sinceridad: La atmósfera especial de Iom Kipur nos ayuda a crear una cultura en la cual no nos avergonzamos de reconocer el mal que hemos hecho.