La representante de Israel en el Eurovision 2025 que se celebró en la ciudad suiza de Basilea, Yuval Raphael, estuvo muy cerca de quedarse con la corona del popular certamen musical pero se debió conformar con el segundo puesto porque… ¿en qué estaban pensando los jurados?
En la electrizante final del sábado último en el estadio St Jakobshalle algo quedó muy claro: los presuntos profesionales de los medios y de la industria del entretenimiento que forman parte de esos jurados están en una sintonía muy distinta a la del público global que sigue el concurso.
Para seguir leyendo: Para los israelíes, el segundo puesto de Yuval Raphael en Eurovision es un triunfo
Una vez más, el ganador fue instalado por los jurados: el austríaco JJ, con Wasted Love, encandiló a la mayoría de esos profesionales, que le brindaron 258 puntos, pero solamente sumó 178 del televoto, por detrás de Israel (297), Estonia (258) y Suecia (195) y apenas arriba de Albania (173).
Algo parecido sucedió en el 2024 en Suecia, cuando el suizo Nemo se quedó con el primer lugar gracias al voto de esos profesionales y en contra del televoto, que prefirió al croata Baby Lasagna y su Rim Tim Tagi Dim.
Nemo (que subió al escenario en Basilea con una canción muy bizarra) sumó 365 puntos de los jurados para su tema The Code y solamente 226 de los televidentes en el 2024.
Para el público, el ganador había sido Croacia (con 337 puntos), seguido por Eden Golan, de Israel (323), Ucrania (307) y Francia (227).
Recién en el quinto lugar del televoto apareció Suiza, con 226 puntos, adelante de Irlanda (136) y de Italia (104).
La misma historia, en el 2023
¿Se pregunta qué pasó en el 2023 en Liverpool? Tampoco coincidieron los elegidos de los jurados y de los televidentes. En aquella ocasión venció la representante de Suecia, Loreen, favorita de los organizadores, que querían llevar al país nórdico la edición 2024.
(Eurovision se lleva a cabo en el país de origen del ganador del año anterior, así que el resultado fue perfecto: al ganar Loreen, el certamen del 2024 fue en Suecia en el aniversario 50 de la consagración, en 1974, de… los suecos de ABBA).
No importó que el favorito del público en Liverpool fue el finlandés Käärijä con su tema Cha Cha Cha, que sumó 376 puntos del televoto, muy por encima de los 243 de la intérprete sueca.

También le puede interesar: Eurovisión, 69 años construyendo una identidad europea (que incluye también a Israel)
Para seguir leyendo: Noa Kirel cantó en español con su invitado argentino en un súper show en Tel Aviv
En Basilea, la brecha entre jurados y televidentes se encendió alrededor del austríaco JJ y la israelí Yuval Raphael, la sobreviviente de la matanza en el festival Nova del 7 de octubre del 2023 que brilló con New Day Will Rise.
Como se sabe, Yuval terminó la ronda de votación de los jurados de Eurovision en un lejano decimoquinto puesto. Solamente los profesionales de Azerbaiyán (un país de mayoría musulmana cada vez más amigo de Israel) le dieron los preciados doce puntos.
En total, solamente catorce jurados entregaron votos a la cantante de Israel, por un modestísimo total de sesenta puntos. Todo parecía cocinado para beneficiar al favorito de este año, hasta que aparecieron los votos del público.
Allí, en un cierre emocionante, Yuval recolectó nada menos que 297 puntos del público y quedó primera por varios minutos, hasta que Austria la superó con sus 178 tantos de los televidentes.
Los «raros» votos del público de España e Irlanda
Lo más llamativo es que Yuval se llevó los míticos doce puntos del público de doce países (Alemania, Australia, Azerbaiyán, Bélgica, España, Francia, Gran Bretaña, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Suecia y Suiza) y de los del «resto del mundo».
A esos votos se sumaron los diez puntos del público de Irlanda, Chipre, Finlandia, Noruega, San Marino y la República Checa.
Nótese que en estos dos grupos aparecen dos de los países más críticos de Israel desde el 7/10 y el estallido de la guerra en Gaza: Irlanda y España, cuyo primer ministro, Pedro Sánchez, pidió este lunes la expulsión de Israel del sistema de Eurovision.
El éxito de Yuval Raphael dejó descolocado a muchos críticos irracionales de Israel, entre ellos algunos que escriben para The Irish News. Un reportero del diario pergeñó todo un artículo para tratar de entender los diez puntos que el público irlandés le entregó a la cantante israelí.
También le puede interesar: El disco que puso a Ofra Haza entre las más grandes cantantes del mundo

«Activistas palestinos creen que la considerable cantidad de votos irlandeses se produjo gracias a anuncios patrocinados» que impulsaban a sufragar, y «algunas publicaciones en redes sociales alegaban que la gente votó varias veces» por Yuval, se quejaba el autor de la nota.
Entrevistada por el diario, la presidenta de una Campaña Irlandesa de Solidaridad con Palestina, Zoe Lawson, «afirmó que el resultado de la votación pública es diferente al que han estado viendo en las calles».
«No me imagino que haya un gran apoyo en Irlanda a la participación de Israel en Eurovisión. Probablemente a mucha gente le sorprenda que Irlanda les haya dado 10 puntos», declaró Zoe, asombrada.
La realidad de Eurovision
La realidad es que Yuval fue la segunda favorita del público irlandés, solo detrás de la cantante de Polonia. Y el argumento de que los simpatizantes de Israel votaron varias veces es realmente difícil de explicar desde el punto de vista de Zoe, ya que en Irlanda viven apenas 2500 judíos, según cifras del 2016.
En la sección de comentarios de la nota del diario, algunos lectores aportaron un poco de cordura y explicaron cuál podría ser la causa del masivo apoyo del público en Irlanda.
«Los irlandeses proisraelíes se sienten intimidados y temen hablar en nombre de Israel» en público o en las redes sociales, señaló uno de esos lectores.
«Y, por supuesto, cuando se les permite votar en privado, sus votos serán denigrados como corruptos por los partidarios de Hamas», añadió. Es decir, aunque el voto fue anónimo, siempre hay excusas para subestimarlo, como en la nota de The Irish Times.
O quizás la votación, concluyó el sabio comentario, «no fue sobre política, sino sobre arte».